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Columna de John Müller: “Chile, un caso de desarrollo frustrado (otra vez)”

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POR Equipo Radio Pauta |

La permisología y la procrastinación han colmado la paciencia hasta de los comunistas chinos.

Si faltaba una señal de que Chile extravió su camino a la prosperidad en la última década, la última procede del sitio menos pensado: de la empresa de un destacado militante del Partido Comunista… chino. Se trata de BYD, la empresa de vehículos eléctricos que fundó el químico Wang Chuanfu, en 1995, en la localidad de Shenzhen. La mano derecha de Wang, Stella Li, acaba de quejarse públicamente de los retrasos y la lentitud que padece el desarrollo de los negocios en Chile.

No consta oficialmente que Stella Li sea militante del Partido Comunista, pero sería muy raro que esta experta en estadística, licenciada en la selectiva Universidad Fudan y que comenzó como responsable de marketing vendiendo baterías, no conozca bien los intríngulis de la política en su país. Li, además, tiene talento para negociar. BYD la ha enviado a Alemania a mejorar las relaciones en un sitio donde la industria del motor térmico la esperaba con el cuchillo entre los dientes. Ella pasa tiempo en California y viaja por toda Iberoamérica. Así que, sabe lo que hace.

Mucho tiene que haber sufrido la paciencia de BYD en Chile para que Tamara Berríos, la country manager de la marca que trabaja a las órdenes de Li, se despachara con una crítica tan explícita como la que recogió el diario El Mercurio la semana pasada. Esclarecedora, además, sobre la conducta del presidente de la República, que hace un año se habría reunido con Wang y le prometió poner toda la carne en el asador del litio.  “En electromovilidad, Chile fue el primero y ha ido avanzando muy rápido. Eso le dio a entender a China que Chile tenía una visión. Sin embargo, hubo un timing que yo creo que se perdió. La agilización de la toma de decisiones no fue la correcta”, dijo Berríos, según el periódico.

“Creo que el Gobierno debería ser un poco más agresivo, porque Chile es uno de los países con ricos recursos de litio. Pero cada vez que necesitas depender del Gobierno, como una licitación, necesitas que el Gobierno te dé una autorización. Esto bloquea la etapa de desarrollo y creo que eso debería cambiar”, añadió Li en entrevista con el mismo diario.

La permisología, el exceso de regulación, la mentalidad decrecentista, pero también la procrastinación, esa cosa tan chilena de dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, están instalados en el país. Chile sigue viviendo del prestigio que ganó cuando se creyó jaguar, pero hoy ya no queda nada de eso. El país está instalado en una situación decadente de la que será muy difícil salir.

Descargué el otro día del sitio Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional una copia de ‘Chile, un caso de desarrollo frustrado’ de Aníbal Pinto Santa Cruz, publicado en 1959. Ese libro forma parte de la tradición de obras chilenas sobre nuestras oportunidades perdidas en la que también se inscribe ‘Nuestra inferioridad económica’ de Francisco Antonio Encina. Nunca pensé que, después del enorme precio que pagamos colectivamente por la reformas realizadas durante el régimen militar, íbamos a volver a una situación similar. He empezado a releer estos libros con avidez, convencido de nos hemos apuntado con esmero a una segunda parte y ya nadie parece querer sacarnos de esta ruta desquiciada.