León XIV llama a la paz en su primer discurso como papa y se dirige a Francisco: “Conservamos en nuestros oídos su voz tenue y valiente”

En el balcón central de la basílica de San Pedro el nuevo sumo pontífice se dirigió a los miles de fieles que estaban congregados y dijo que el “mal no va a ganar”.
“Les anuncio un gran gozo: habemus Papam (tenemos Papa). Es el Cardenal de Estados Unidos, Robert Francis Prevost“. Con estas palabras, el cardenal protodiácono – el purpurado de más alto rango dentro del Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica-Dominique Mamberti, dio a conocer la identidad del sucesor de Jorge Mario Bergoglio.
Desde el balcón central de la basílica de San Pedro, Mamberti, presentó al mundo nuevo sumo pontífice y dio a conocer que nombre que tomó fue León XIV.
Tras sus palabras, Prevost apareció en el balcón, y recibido con una gran ovación y miles de aplausos por parte de los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Ahí, León XIV, el primer papa estadounidense de la historia saludó a los presentes y entregó sus primer discurso como el nuevo líder de la Iglesia católica.
“La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios”, comenzó diciendo el pontífice de 69 años.
“Quisiera que este saludo de paz entre sus corazones, alcance a sus familias, a todas las personas,dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!“, agregó.
Luego, Prevost, quien también tiene nacionalidad peruana, manifestó: “Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente”.
Posteriormente destacó el legado de Jorge Mario Bergoglio: “Aún conservamos en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía a Roma”.
Prevost quien fue muy cercano a su antecesor, y que es considerado un reformador y progresista al igual que este, continuó su discurso diciendo: “Permítanme dar continuidad a esa misma bendición: ¡Dios nos quiere, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá!”.
En tanto, hizo un llamado a la unidad: “¡Estamos todos en las manos de Dios! Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante”.
Asimismo León XIV, afirmó: “. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos también ustedes, luego los unos a los otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al Papa Francisco!”.
En tanto, el pontífice se dirigió a los cardenales para agradecerles por haberlo elegido “para ser sucesor de Pedro Pedro y caminar junto a ustedes, como una Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros”.
Y sumó: “Soy hijo de San Agustín, agustino, que dijo: ‘Con ustedes soy cristiano y para ustedes obispo’. En este sentido, todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado”.
Además, señaló que “debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, el diálogo, siempre abierta a acoger como esta plaza con los brazos abiertos. Todos, todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor”.
“Mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú”
Asimismo, Prevost sorprendió a los fieles cuando saludó en español a su antigua diócesis. “Si me permiten también una palabra, un saludo, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”.
Por último, cerró su discurso invocando a la Virgen María en el día de la Virgen de Pompeya, y pidió rezar por su nueva misión. De esta forma, rezó un Ave María y dio su primera bendición Urbi et Orbi.
Revisa su discurso: