Sanae Takaichi: la primera mujer en llegar al poder en Japón
Admiradora de Margaret Thatcher y heredera del ala más conservadora del Partido Liberal Democrático, Sanae Takaichi asumió como la primera mujer Primera Ministra de Japón. Su llegada al poder representa un avance histórico para las mujeres, pero también reabre el debate sobre el rumbo político y social del país bajo un liderazgo tradicionalista.
Sanae Takaichi hizo historia al asumir como la primera mujer al mando del Gobierno de Japón, tras ser elegida por el Parlamento luego de liderar la interna del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD).
Su victoria marca un cambio simbólico en un país donde la política sigue dominada por hombres, aunque su perfil conservador genera división.
Discípula del fallecido premier Shinzo Abe y admiradora de Margaret Thatcher, Takaichi, de 64 años, ha forjado una imagen de líder firme y nacionalista.
Sanae Takaichi, la “Dama de Hierro” japonesa que rompe barreras y despierta controversias
Exministra del Interior y de Seguridad Económica, se declara partidaria de revisar la Constitución pacifista, mantiene una postura contraria al matrimonio igualitario y defiende políticas económicas expansivas, en contraste con la austeridad de su referente británica.
Su estilo rompe estereotipos: es fanática del heavy metal y toca batería, pero también visita regularmente el santuario Yasukuni, lo que provoca tensiones diplomáticas. Su ascenso fue impulsado por el ala más dura del PLD tras la ruptura con su socio de coalición moderado.
Un gabinete con pocas mujeres y un liderazgo que divide a Japón
Aunque Takaichi prometió impulsar la representación femenina, su gabinete cuenta con solo dos ministras: Satsuki Katayama en Finanzas y Kimi Onoda en Seguridad Económica, de un total de 19 miembros.
En Japón, las mujeres ocupan apenas el 15% de los escaños parlamentarios, muy por debajo del promedio del G7.
Su historia personal refleja las barreras que enfrentan las mujeres en la política japonesa: en sus memorias relata cómo debió adaptarse a un entorno masculino para ser aceptada.
Hoy, su ascenso divide opiniones: algunos la ven como una pionera que inspira a nuevas generaciones; otros temen que mantenga políticas que limiten los avances en igualdad de género.
Pese a las críticas, Takaichi encarna un hito histórico para Japón y una figura compleja que combina conservadurismo, disciplina y ambición.