Los dilemas de la fertilización asistida: avances que superan la regulación y abren nuevas tensiones éticas
En conversación con Pauta Propia, la académica del Centro Bioética de la Facultad de Medicina y Clínica Alemana de la Universidad del Desarrollo, Sofía Salas, analizó los desafíos de la reproducción asistida en Chile —desde la selección genética de embriones hasta la gestación subrogada— y advirtió que “la posibilidad de elegir a los hijos es una frontera delicadísima”.
En conversación con Pauta Propia, la doctora Sofía Salas, académica del Centro Bioética de la Facultad de Medicina y Clínica Alemana de la Universidad del Desarrollo—, abordó las fronteras éticas y legales que ha abierto el avance de la fertilización asistida en Chile.
Desde el nacimiento del primer niño probeta en 1978, la reproducción asistida ha transformado la biología humana y la manera de formar familia. Hoy, estas técnicas dejaron de ser experimentales para convertirse en una práctica extendida: más de 10 millones de personas en el mundo han nacido gracias a estos procedimientos.
En Chile, miles de mujeres y parejas recurren a estas alternativas cada año, ya sea por postergación de la maternidad, problemas de fertilidad o por el deseo de formar una familia sin pareja.
El vacío legal de la fertilización asistida
La especialista advirtió que en Chile no hay una normativa integral de reproducción asistida. Debido a esto, persisten vacíos relevantes —desde la selección genética de embriones hasta la gestación subrogada— que generan dilemas éticos y legales.
La tecnología actual permite analizar la composición genética del embrión antes de su transferencia. Esa posibilidad, advierte Salas, abre una frontera ética “delicadísima: la posibilidad de elegir a los hijos”.
El límite entre la prevención y la selección de atributos
Salas quien integra el Departamento de Ética del Colegio Médico, explicó que si bien la tendencia de las clínicas es descartar embriones con alteraciones graves, la demanda por selección va en aumento.
“Yo creo que empieza a entrar la idea de que tener hijos es un commodity más, un bien de mercado y dejamos de lado un poco lo que significa el don de tener un hijo que se acepta de manera incondicional”, señaló.
Sin embargo, también planteó que la ciencia no debe desaprovecharse: “La otra forma de mirar es si la ciencia nos permite no seleccionar embriones con enfermedades serias que producen muerte o discapacidad importante, yo creo que tenemos el deber de poder usar esos avances”.
Y advirtió un límite claro: “Seleccionar embriones porque te dicen que puedes ser un cantante famoso o puede tener aptitudes futbolísticas (…) es una línea que no debiera cruzarse”.
El destino de los embriones congelados
Chile no cuenta con una ley que regule el destino de los embriones no transferidos. La única referencia es la Ley 20.120, que prohíbe destruirlos para obtener células madre.
Esta falta de definición genera incertidumbre incluso en situaciones básicas:
“¿Qué hacemos si la pareja nos pide sus embriones? ¿A quién le pertenecen?”, cuestionó Salas.
Respecto a los embriones con alteraciones incompatibles con la vida, la especialista fue categórica: “Yo creo que no hay ningún argumento ético, biológico ni legal para seguir manteniendo esos embriones congelados”.
Gestación subrogada: un vacío legal que expone a mujeres vulnerables
Otro tema pendiente en Chile, es la gestación subrogada, una práctica que no está regulada en el país y que obliga a las parejas a recurrir a centros en el extranjero, donde se ha documentado un riesgo de explotación de mujeres vulnerables.
La académica de la UDD puso el foco en que la ética médica debe garantizar la protección de los derechos de la gestante: “¿de qué manera puedo garantizar que mi práctica de medicina reproductiva no esté atentando contra derechos de esas mujeres que pueden estar en condiciones de vulnerabilidad, de ignorancia, de situaciones económicas extraordinariamente precarias y que no han sido bien informadas?”, postuló la doctora.
Salas también sostuvo la necesidad de que la práctica sea regulada internamente en Chile, limitándola a condiciones médicas específicas para ciudadanos chilenos, en lugar de una prohibición total.
Para Salas, la solución no es prohibir, sino regular estrictamente dentro del país y solo en casos médicamente justificados: “A mí me gustaría que estuviera inserta dentro de una política integral de reproducción humana (…) con tres bienes a proteger: los derechos de la gestante, los de los padres intencionales y los de la guagua”.
La regulación, el camino más responsable
Finalmente, Salas abogó por la regulación como el camino más responsable, descartando tanto la prohibición total como la ausencia de límites. “Yo soy la idea que hay dos extremos, uno que dice ‘prohibamos todo’, y otros dicen, ‘este es un acuerdo entre privados, cada uno hace lo que quiera’, que yo creo que son dos extremos que a mí no me compensan”, expuso.
Y planteó: “Yo creo que es mejor regular, informar”.
Salas concluyó que el país necesita una política integral de reproducción humana que establezca límites claros y proteja a todos los involucrados.
Si deseas profundizar en las fronteras éticas que enfrentan los médicos y pacientes, te invitamos a escuchar la entrevista completa con Sofía Salas en el video inserto en la nota.