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Emmanuelle Barozet y el sueño noventero de la denominada clase media chilena: que los hijos llegaran más lejos que los padres

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POR María Alejandra Gallardo Contreras |

En conversaciones Sin Pauta, que conduce Claudia Alamo, la socióloga profundizó en la ilusión, el desgaste y el colapso del relato de progreso que definió a la clase media chilena durante tres décadas.

En un nuevo capítulo del podcast Conversaciones sin pauta de Radio Pauta, conducido por Claudia Alamo, la socióloga franco-chilena Emmanuelle Barozet ofreció un análisis lúcido y crítico sobre uno de los pilares simbólicos más fuertes de la transición: el sueño de la clase media chilena de que sus hijos vivirían mejor que ellos.

Ese relato, explicó, no solo ordenó expectativas familiares, sino que definió la estructura emocional y política de un país que creyó firmemente en la movilidad social.

Cómo se construyó y se transformó la clase media en las últimas décadas

Barozet recordó que, durante los años 90 y 2000, la mayoría de los hogares que escapaban de la pobreza se aferraban a una promesa sencilla pero poderosa. “En los años 90 y 2000, todos esos grupos, efectivamente, tenían como meta que la nueva generación pudiera acceder a más cosas”, dijo.

La educación, financiada muchas veces mediante endeudamiento, se convirtió en el principal vehículo de ascenso. “La idea era gozar de eso y, para la generación que venía, dar aún mejor educación”, añadió, mientras describía el imaginario de una clase media que creció al ritmo del consumo, del crédito y del optimismo económico.

Cuando la promesa de progreso se rompe: el nuevo temor de la clase media

Pero ese horizonte comenzó a fracturarse cuando el ciclo de crecimiento se estancó. Barozet lo sintetizó con precisión: “Se termina la promesa de la movilidad social ascendente a través de la educación”.

Los costos subieron, las oportunidades se estrecharon y la percepción de futuro se volvió más incierta. Hoy, afirmó, “sabemos que a los hijos no necesariamente les va a ir tan bien como a los padres”.

Ese quiebre, explicó en el podcast, ayuda a entender el malestar persistente que recorre a los sectores medios desde fines de los noventa. Ya no se trata de ascender, sino de no caer. Y en ese escenario, el desafío político es enorme: reconstruir un relato que vuelva a ofrecerles horizonte, seguridad y sentido.