Kathya Araujo analiza en La Mesa de Todos cómo el desapego y la crisis de autoridad reconfiguran la sociedad
En Pauta Propia, la psicóloga y académica, reflexionó sobre los cambios culturales y sociales que han transformado la forma en que los chilenos convivimos, entendemos la autoridad y nos relacionamos con los demás.
La psicóloga y académica Kathya Araujo, directora del Centro de Investigación Núcleo Interuniversitario Individuo, Lazo Social y Asimetrías de Poder, analizó en La Mesa de Todos de Pauta Propia los procesos sociales que, a su juicio, están transformando profundamente a la sociedad chilena: la crisis de autoridad, la fragmentación y el desapego social.
Araujo explicó que la actual sensación de división no es solo política, sino también social y cotidiana.
“La impresión de fragmentación la produce (…) el proceso del desapego. Y el proceso de desapego implica una retracción hacia los vínculos más cercanos y a los que son como yo y terminamos por construir una sociedad, a la que he llamado una sociedad de archipiélagos“.
En esta, según explicó, “básicamente básicamente hay un sentimiento, de cercanía, sobre todo con la familia, con algunos cercanos, pero con mucha distancia con el otro archipiélago”.
Las causas del desapego
Según comentó la académica del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago (Usach), este proceso está estrechamente vinculado a los profundos cambios culturales y sociales de las últimas décadas, en las que “las reglas que teníamos para vivir juntos, para convivir, se han ido transformando de manera muy violenta, sin que todavía tengamos otras fórmulas relativamente consensuadas de reemplazo”.
La autora de “Habitar lo social: usos y abusos en la vida cotidiana en el Chile actual” añadió que la vida social “se ha vuelto bastante áspera, bastante irritada”, y que muchas personas buscan refugio en sus entornos más cercanos como una forma de protección ante un contexto cada vez más demandante.
“Hay una especie de retracción, en parte de protección, que está en juego ahí (…) Tienes un aprendizaje, probablemente falso, de que te basta con los tuyos y contigo mismo, y que el mundo social es algo así como defender los intereses de los míos y de mí, muy encerrado, y todo eso produce este sentimiento de estar en archipiélago”, afirmó.
El desafío político del desapego
Para la investigadora, esta fragmentación plantea un desafío para las fuerzas políticas, que —según indicó— deben entender el momento en el que estamos.
“Los desafíos son para cualquier fuerza política que entienda que su problema no es ganar las elecciones, sino gobernar. Y que entienda que, en realidad, su compromiso con el país no es inmediato, sino es un compromiso de largo plazo”, aseveró.
“Cuando tú tienes una sociedad desapegada, lo que no tienes es un amor por la idea de la sociedad en su conjunto. Pero lo necesitas, porque necesitas adhesión parapara que tú cumplas la regla de no pasarte el semáforo en rojo, para que las reglas que nos damos se cumplan”, agregó.
En su análisis, la académica apuntó a un deterioro del vínculo social y a la dificultad de construir un sentido colectivo:
“La vida social implica renuncias, implica adhesión. (…) No tenemos que estar de acuerdo en todo, pero tenemos que tener la disposición de cumplir con los mínimos básicos que permitan que la vida social acontezca”, estableció.
La autoridad en crisis
Otro de los ejes de la conversación fue la autoridad, especialmente en contextos como el educativo. Araujo explicó que el problema va más allá de las escuelas y tiene raíces estructurales en el proceso de democratización de las relaciones sociales.
“La autoridad se ha puesto en tensión desde hace algunas décadas atrás porque tuvimos un gran proceso de empuje a la democratización de las relaciones sociales. (…) Y esa democratización vino de la mano con una puesta en cuestión de un tipo de vínculo social que era muy verticalista y muy rígido”, sostuvo.
Esa tensión, agregó, ha dejado a las instituciones sin herramientas claras para ejercer autoridad sin caer en el autoritarismo: “Unos quieren volver al autoritarismo y juran que con eso van a resolver el problema, lo cual es falso (…) y otros creen que hay que abdicar de la autoridad y que todos somos horizontales, y tampoco funciona”.
Finalmente, Araujo enfatizó la urgencia de reconstruir el lazo social y redefinir la autoridad de manera que permita sostener la convivencia democrática: “Tú no puedes tener una sociedad sin autoridad, porque la autoridad es un mecanismo social que te garantiza la resolución de las tareas sociales y que te pacifica, porque cuando yo te doy autoridad, pacifico las relaciones”, expresó.
Para profundizar en estas ideas y conocer en detalle el análisis de Kathya Araujo sobre los procesos de democratización, la crisis de autoridad y el individualismo en Chile, puedes ver la entrevista completa en el video insertado en la nota.