Luis Valenzuela llama a recuperar la participación ciudadana y superar el miedo que reduce nuestra vida en las ciudades
El arquitecto y urbanista de la Universidad Adolfo Ibáñez reflexionó en Pauta Propia sobre cómo el territorio moldea la convivencia. Advirtió que “nuestro territorio se achica porque dejamos de usar los espacios” e insistió en la necesidad de volver a conversar sobre cómo queremos vivir y participar en comunidad.
El arquitecto y urbanista Luis Valenzuela, director del Centro de Inteligencia Territorial de la Universidad Adolfo Ibáñez, abordó en Pauta Propia la relación entre convivencia y territorio, destacando que el espacio donde vivimos determina en gran parte la forma en que nos vinculamos.
“La palabra convivencia es muy bonita. Es una palabra que no existe en inglés y que está muy arraigada a nuestras ciudades, a un anhelo de cómo queremos vivir”, señaló Valenzuela, quien recalcó que el concepto no puede reducirse a normas o estándares, sino que debe adaptarse a la identidad y necesidades de cada comunidad.
La convivencia y la participación ciudadana
El académico explicó que la convivencia opera en tres niveles —directo, estructural y cultural—, siendo este último el más frágil en Chile.
“Nos hemos restado de esa condición ciudadana y democrática. La ciudad se nos plantea como algo dado, sin que participemos en cómo queremos convivir”, advirtió.
En ese sentido, Valenzuela enfatizó que el desafío está en volver a conversar sobre cómo queremos vivir, más allá de los conflictos o del miedo.
“Tenemos que empezar a conversar de cómo queremos vivir, a dónde queremos vivir, de qué queremos vivir, a quién le pedimos que cambie esto y lo otro, cómo lo hacemos, cómo mejoramos esto, involucrar a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, a los adultos mayores, preguntando qué te gustaría para estar más en el vecindario, para disfrutar más de ello”, expresó.
“Y que esa conversación surja en las casas, en nuestras horas de comida, en las horas de la once, en el desayuno, en los colegios, e ir escalando eso”, agregó.
Valenzuela cuestionó, además, que la participación ciudadana muchas veces se reduzca a una consulta simbólica, sin generar un verdadero diálogo sobre el bienestar colectivo: “Muchas veces cuando se habla de participación, se pregunta si la gente quiere una plaza con juegos naranjos o verdes, o si prefiere un semáforo curvilíneo o más árboles”, ejemplificó el arquitecto.
Y agregó: “No se trata de eso, sino de preguntarnos ¿cuál es la convivencia que queremos?, ¿cuál es el bienestar?, ¿qué te impide tener esa calidad de vida?”.
Miedo y territorio
Durante la entrevista, Luis Valenzuela reflexionó sobre cómo el miedo y la inseguridad han transformado nuestra manera de habitar el espacio público. A su juicio, esta sensación está reduciendo el territorio cotidiano de las personas y afectando la convivencia.
“Nuestro territorio empieza a achicarse, territorio en el sentido de donde desplegamos nuestra vida (…) Y yo creo que eso es lo peor del miedo. Lo peor es que, dado el miedo, estamos cambiando nuestra forma de ser”, advirtió.
El arquitecto destacó la importancia de recuperar la confianza y la vida cotidiana en los entornos urbanos, como una forma de reconstruir comunidad y seguridad.
“Puede ser que yo esté en un lugar de la esquina de mi barrio donde hay comercio y, dado que este comercio empezó a sacar unas ciertas sillas a la calle y la gente se sienta en la vereda y toma un cafecito o un sándwich o un completo, hay ojos en la calle, hay gente en la calle. Hay vida”, manifestó.
“Esos son factores de seguridad en los cuales vamos construyendo una seguridad que sirve muchísimo, porque me siento más seguro y segura en mi entorno (…) Y es muy contrario a la reacción de encerrarnos, de cerrar el pasaje, de cerrar la reja, la casa, etc.”, complementó.
Revisa la entrevista completa en el video adjunto y conoce la mirada de Luis Valenzuela sobre cómo el territorio moldea nuestra convivencia y bienestar.