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Paz Zárate afirma que el bombardeo de EE.UU. en Nigeria no vulnera el derecho internacional y detalla la figura legal que lo ampara

POR Sofía Cereceda Sotta |

En Primera Pauta, la especialista explicó por qué la ofensiva contra Boko Haram se realizó con autorización estatal y advirtió sobre las implicancias que este tipo de operaciones puede tener para otros escenarios, como Venezuela.

El reciente bombardeo de Estados Unidos contra instalaciones del grupo Boko Haram en Nigeria no constituye una violación al derecho internacional, según explicó la abogada internacionalista Paz Zárate, quien subrayó que la operación se realizó bajo una figura jurídica reconocida: la intervención por invitación.

“Esto legalmente es muy distinto a lo que podría ocurrir en otras circunstancias. Claro, porque esto se llama una intervención por invitación, y esto es legal”, sostuvo en entrevista con Primera Pauta.

Zárate explicó que, en este caso, Estados Unidos ejecuta la acción militar, pero lo hace con el consentimiento del Estado afectado, lo que marca una diferencia sustantiva respecto de una intervención unilateral: “El gobierno de Nigeria dice dos cosas. Una, que esto no lo hace Estados Unidos solo, sino que ellos lo están haciendo en coordinación”, señaló, precisando que existe intercambio de inteligencia y autorización del gobierno nigeriano, lo que le da sustento jurídico a la operación.

Un ataque fuera del foco previsto de la política exterior de Trump

Junto con lo anterior, Zárate reconoció que el ataque sorprendió incluso a analistas especializados, ya que no estaba en el foco inmediato de la política exterior esperada del mandatario estadounidense.

“En la estrategia de seguridad nacional que Trump lanzó hace dos semanas, lo que se subraya es que el interés va a estar puesto en Occidente. Entonces yo creo que no (…) nadie pensaba que iba a ocurrir para Navidad”, afirmó, agregando que el foco estaba puesto en Venezuela y no en África.

La diferencia de narrativas entre EE.UU. y Nigeria

Zárate explicó que, más allá de la legalidad de la acción, existe una diferencia clave en la forma en que Estados Unidos y Nigeria interpretan el ataque en el país africano.

“Yo creo que esto se enmarca en un proyecto ideológico que va más allá de su política exterior y que tiene que ver con lo que la ultraderecha, y en este caso Trump, está tratando (…) que es como la defensa del cristianismo frente al islamismo”, señaló, en referencia a la narrativa estadounidense sobre un supuesto “genocidio cristiano”.

No obstante, advirtió que esa lectura no es compartida por el gobierno nigeriano. “El gobierno de Nigeria dice (…) que no concuerda con el supuesto fáctico de que las víctimas de esta violencia (…) sean cristianas, porque la verdad es que estos grupos atacan igualmente cristianos y personas de otras religiones”, explicó.

“El gobierno de Nigeria dice, bueno, sí, nosotros estuvimos de acuerdo, pero la forma en la cual Estados Unidos está contando esto, la narrativa, no es la nuestra“, expresó.

Venezuela como antecedente y advertencia para la región

Zárate sostuvo que el ataque en Nigeria también debe leerse como un precedente para otros escenarios sensibles, especialmente Venezuela, donde Donald Trump ha venido anunciando posibles acciones desde hace meses.

“Entonces, esto se hizo quirúrgicamente. ¿Qué significa quirúrgicamente en términos concretos? De que no hay una invasión en el territorio terrestre”, explicó, al detallar que se trató de un ataque acotado, sin despliegue de tropas en terreno.

A su juicio, ese tipo de operaciones permite anticipar cómo podría actuar Estados Unidos en otros países, lo que vuelve clave observar no solo la acción militar, sino también el relato que la sustenta.

“A mí lo que me preocupa es que la narrativa se aleje de la realidad, como justificación para una acción militar”, advirtió, apuntando a los riesgos de construir argumentos políticos o ideológicos para respaldar eventuales intervenciones.

Chile y la ausencia de una mirada internacional clara

Hacia el final de la entrevista, la académica expresó su inquietud por el debate político chileno y la falta de una definición sólida en materia de relaciones exteriores, particularmente de cara a un eventual cambio de gobierno.

“Me preocupó que en la campaña presidencial fue muy difícil hablar de estos temas en serio. Casi nada”, afirmó, apuntando a la ausencia de una reflexión estratégica frente a un escenario global cada vez más inestable.

En ese contexto, alertó sobre la falta de perfiles especializados en política exterior. “Me preocupa que los nombres que se deslicen sean de empresarios, porque el momento geopolítico, siendo el más complejo en los últimos 80 años, no es el mismo de hace 15 o 20 años”, señaló, recalcando la necesidad de contar con figuras con experiencia internacional.