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Historiadora Cecilia Morán defiende rol de la primera dama: “Una institución cultural no se puede eliminar por decreto”

POR María Alejandra Gallardo Contreras |

En Radio Pauta, la autora del libro Las primeras damas en Chile 1938–1970 analizó la vigencia histórica de esta figura, las críticas a su legitimidad y los efectos de la eliminación de la Dirección Sociocultural de la Presidencia.

En Pauta de Análisis de Radio Pauta, conversamos con Cecilia Morán, historiadora y autora del libro Las primeras damas en Chile 1938–1970. Poder político, acción social y modernización, quien abordó el debate en torno al rol de la primera dama en Chile y cuestionó la idea de que esta figura pueda desaparecer por una decisión administrativa.

En medio de las críticas que han calificado este rol como anacrónico o carente de legitimidad democrática, Morán sostuvo que se trata de una institución cultural con profundas raíces históricas.

El debate sobre la vigencia del rol de la primera dama en Chile

“Una institución cultural no se puede eliminar por decreto, porque responde a una necesidad social”, afirmó, y explicó que el rol de la primera dama no surge desde una ley ni desde la Constitución, sino desde una práctica histórica que se ha ido consolidando como un puente entre la ciudadanía y el Estado.

A su juicio, confundir la eliminación de una estructura administrativa con la desaparición del rol es un error conceptual.

Un rol histórico que trasciende gobiernos

Morán explicó que, si bien en sus orígenes las primeras damas estuvieron asociadas a la beneficencia y la caridad, especialmente durante el siglo XIX, este rol comenzó a transformarse a partir de la década de 1930.

En ese periodo, las acciones impulsadas desde la primera dama dejaron de ser ayudas puntuales y comenzaron a estructurarse como políticas sociales que luego fueron asumidas por el propio Estado.

La historiadora señaló que las primeras damas han cumplido una función clave al visibilizar problemáticas que el Estado no siempre logra detectar o priorizar.

Desde esa posición, muchas impulsaron fundaciones y programas financiados con apoyo privado, precisamente porque el Estado no contaba con los recursos o la flexibilidad para abordarlos en ese momento.

Frente a las críticas que apuntan a que se trata de un cargo basado en el parentesco y no en la elección popular, Morán fue categórica al señalar que en ningún país las primeras damas son elegidas por voto, y que ello no ha impedido que cumplan un rol social relevante.

A su juicio, reducir la figura a un símbolo decorativo o paternalista desconoce su impacto histórico.

Finalmente, planteó que el rol puede adaptarse a los nuevos contextos sociales sin necesidad de replicar exactamente las estructuras del pasado.

Lo fundamental, sostuvo, es entender que se trata de una función que responde a necesidades reales de la sociedad y que, por lo mismo, difícilmente puede ser borrada del espacio público.