Vacancia de bodegas en RM: otro efecto de la crisis

Desde enero se ha duplicado la disponibilidad de espacios de almacenamiento y distribución. Las bodegas para pymes son las más afectadas. La aceleración del e-commerce podría inyectarle energía al sector.

La pandemia ha afectado el mercado de las ventas y arriendos de propiedades, de lo que se ha hablado bastante, pero también el mercado de las bodegas en la Región Metropolitana con cifras sorprendentes y preocupantes: en el período enero-junio de 2020, los metros cuadrados de bodegas desocupadas casi se han duplicado, en un escenario similar al que se registró en 2016-2017. A la crisis económica generada por la pandemia se sumó antes la contracción experimentada por la crisis social.

En conversación con Plaza Pauta, de Radio PAUTA, la directora ejecutiva de la consultora inmobiliaria GPS Property, Lorena Tapia, partió identificando los tipos de bodegas que se ofertan en la RM. Las clase 1 son “grandes superficies, sobre 10 mil metros cuadrados subdivididos en módulos de 500, 2 mil y hasta 10 mil metros cuadrados. El stock de estas bodegas es por sobre 4,5 millones de metros cuadrados”.

Lorena Tapia se refiere a los estándares de Bodegas San Francisco, Megacentro y Centro de Bodegaje Anya Miraflores. Bodegas de “un estándar alto, con andenes de carga y descarga, cuyos principales usuarios y arrendatarios son retail, empresas de importación de productos, pero no pymes”.

A pesar de la crisis del sector, Lorena Tapia dice que para el mercado de las bodegas clase 1 espera una disminución de las cifras de vacancia como efecto del aceleramiento del e-commerce. “Los operadores, al menos en las (bodegas) clase 1 son sumamente atomizados, es decir, tres, cuatro hasta cinco actores que tienen más del 70% de los 4,5 millones de metro cuadrados”. 

Respecto de las bodegas clase 2, que se caracterizan por “tener superficies de entre 300 a 400 metros cuadrados, la mayoría tiene oficinas, donde trabajan cinco o seis personas. Muchas de estas bodegas son de maquila y de almacenamiento de productos. Aquí están las pequeñas importadoras, el sector de la electrónica, de productos médicos, entre otros”, detalla Tapia. Agrega que “este mercado de bodegas de renta tiene bastante rotación. Al ser pymes, después del estallido social de octubre, si no había una flexibilidad en los cánones y condiciones de arriendo, se produjo un aumento en la vacancia, pero bastante estacional. En general los contratos de arriendos de este tipo de bodegas suelen ser a dos años, y ese es un buen contrato. Suelen ser a un año renovable”.

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La ejecutiva cuenta que como efecto del estallido social de octubre de 2019 comenzó a registrarse una “disminución en la demanda de bodegas clase 2, especialmente de pymes e importadores, por la incertidumbre de la situación económica del país”.

Revise la entrevista completa con Lorena Tapia en Plaza Pauta