Ciudad

El entuerto de los ascensores de Valparaíso: ¿Cómo adaptarlos a los tiempos actuales sin perder su identidad?

Imagen principal
Agencia Uno
POR Manuel Izquierdo |

En Radio Pauta, la arquitecta y socia de Atisba, Caroline Iribarne, se refirió al sistema en el que “solo 7 ascensores continúan en funcionamiento”. Un debate que instala la posibilidad de renovar este sistema de transporte que marca el turismo, pero también la movilidad diaria en los cerros de la ciudad puerto.

A pesar de dos planes para su recuperación y de millonarios presupuestos, hoy varios de los ascensores de Valparaíso, construidos entre 1883 y 1993, siguen sin operar. Esto no sólo afecta a la ciudad puerto desde el punto de vista patrimonial, sino también en la movilidad diaria de quienes la habitan.

En su cuenta de Twitter, la arquitecta y socia de la oficina Atisba, Caroline Iribarne, denunció que la “Municipalidad de Valparaíso no logra sacar a flote sus ascensores. ¿No será bueno escuchar la propuesta del Ministerio de Obras Públicas y renovarlos por completo?”.

“Los antiguos se irían a un museo. Recomiendo estudio de caso de Funicular Montmartre de París”, agregó.

En conversación con Plaza Pauta, de Radio Pauta, Iribarne remarcó que “este es un sistema de movilidad. Los ascensores eran un medio de transporte súper eficiente cuando Valparaíso llegaba a la Avenida Alemania. Realmente convenía tomarlos para acortar tiempo y evitar las escaleras”.

“En su auge, Valparaíso llegó a tener 30 ascensores operativos en casi todos los cerros relevantes”, recordó.

La arquitecta describió que “la mayoría son ascensores con pendiente y solamente uno en túnel, que es el del Cerro Polanco. Encajaban súper bien en la morfología urbana de Valparaíso y los turistas también los adoraban”.

Según la socia de Atisba, la caída de los ascensores comienza “cuando ingresa la competencia de los colectivos, y la ciudad comienza a crecer mucho más allá, casi al doble, donde los ascensores no llegan. Entonces, sin una demanda, con fallas mecánicas y algunos daños por terremotos e incendios, su reparación compleja hizo que este sea un sistema poco rentable. Como eran privados, quebraron, y hoy en día sólo funcionan siete de ellos”. Se trata de San Agustín, Polanco, Reina Victoria, Barón, Peral, Espíritu Santo, Cordillera y Concepción.

En 2012 se produjo un nuevo hito, cuando el Gobierno Regional adquirió una serie de ellos, con el fin de restaurarlos y ponerlos en movimiento. “Estos ascensores actualmente funcionan porque están muy vinculados al turismo. Pero no es la única función que cumplen”, dijo la columnista.

Caroline Iribarne cuestionó que “a medida que tú dejas obsoleta esa tecnología, que tiene ya cien años, de alguna manera también perjudicas poder llevar y transportar más pasajeros. Hoy, con las nuevas tecnologías, logras velocidades mayores y capacidad para transportar más gente, y puede ser una mejor competencia si se integra con el Merval”.

¿Qué hacer con los ascensores de Valparaíso?

La socia de Atisba lamentó que “todo ha funcionado un poco mal. El Gobierno Regional nunca lo supo administrar bien, porque hay una debilidad institucional. No está dentro de sus alcances. Esto se suma a todos los líos que ha tenido Valparaíso con platas y corrupción”.

“Otro problema es que a medida que pasa el tiempo, esta infraestructura está cada vez más deteriorada y vieja, es más difícil y caro reparar. Se requieren empresas sumamente especializadas y tenemos varias licitaciones que han quedado desiertas. Y el material se sigue oxidando y se convierte en verdadera chatarra”, reclamó.

Para la arquitecta, hay un “choque de visiones” entre la municipalidad, el Gobierno Regional y el Ministerio de Obras Públicas. “La municipalidad lo entiende como piezas de museo, pero sin plata, sin especialistas y con poca demanda. Es un sistema de transportes y, si falla todo el tiempo, es inevitable que termine desapareciendo”.

“El MOP, en tanto, se limita a hacer las obras y a hacer los cambios tecnológicos que se requieren. Ellos tienen clarísimo que hay que adaptarlos a los tiempos actuales, pero sin perjudicar su identidad, lo que es perfectamente posible”, señaló.

Escucha la columna completa: