Ciudad

¡Larga vida a los caracoles comerciales!

Imagen principal
Agencia Uno
POR Santiago Parro |

En Radio Pauta, el columnista Hugo Mondragón, comentó que “en Chile hubo un desarrollo económico importante que permitió la aparición y la multiplicación de estas tipologías comerciales de manera muy rápida”.

El emblemático caracol de Pedro de Valdivia con Irarrázaval es todo un mundo. El caracol de Apoquindo 5681 llamado Caracol Vip. Los Dos Caracoles de Lyon con Providencia. Son algunos de los muchos caracoles comerciales que hay en Santiago.

A pesar de la presencia de nuevas tipologías y escalas de centros comerciales, los malls, subsisten y los hacen, por un lado, como rarezas, pero, por otro lado, como buenos ofertantes de servicios y productos por los que los clientes van y vuelven.

En su columna en Plaza Pauta, de Radio Pauta, el doctor en arquitectura y académico de la Universidad Católica, Hugo Mondragón, se refirió a los orígenes de esos edificios comerciales en Santiago.

¡Larga vida a los caracoles comerciales!

Esta tipología se vio influenciada por el desarrollo económico de la década de 1970. En ese sentido, Mondragón dijo que “hay dos versiones. Por un lado, efectivamente hubo un desarrollo económico importante que permitió la aparición y la multiplicación de estas tipologías comerciales de manera muy rápida. Entre 1976 y 1981 en Chile se hicieron 15 caracoles en Santiago y otras ciudades”.

“Algunos investigadores que han trabajado sobre el tema, interpretan esto como parte del auge económico que estaría viviendo Chile en esos años. Pero, también, se podría pensar que hubo un cambio en el sistema de propiedad del local comercial, porque todos estos locales son muy pequeños, tienen entre 15 y 20 metros cuadrados de tienda. Por lo tanto, están dirigidos a un público que probablemente es el que está buscando algo muy específico”.

Estos pequeños locales buscaban ser distinguidos por ofertas diferentes, acompañados de otras ofertas como los vecinos de estos locales. Al ser consultado sobre la forma que tienen estos caracoles, el columnista aclaró que “en los años ’80 y ’90, la gente era muy temerosa de los proyectos de locales comerciales en altura porque el comprador es perezoso. El comprador va a comprar lo que encuentre al paso”.

“Tener que subir tres o cuatro pisos para comprar algo, para el comprador es una molestia. Por eso, lo que intenta hacer estos caracoles es evitar que los compradores se marchen”, agregó.

En relación al origen de esta tipología, Hugo Mondragón dijo que “hay varias teorías. Muchas personas comparan al Guggenheim de Nueva York con estos caracoles comerciales, por su forma interior. El gran problema de los caracoles es que uno siempre hace el camino de subida y después debe deshacer el camino por el mismo espacio que ya lo hizo”.

Revisa la entrevista completa a continuación: