El Radar de Plaza Pauta: 125 modelos de sillas en un documental

La más antigua de 1807 y la más reciente, impresa en 3D, dan cuenta con maestría de toda la cultura, actualidad e inteligencia que hay detrás de un simple objeto cotidiano. Además: el libro Avisa cuando llegues y la propuesta de una oficina de diseño de NY para ampliar los restaurantes.

Chair times: el documental que hay que ver

Una catarata de material audiovisual online es de lo poco luminoso que ha traído esta pandemia que se alarga y se alarga. En ese contexto, una joya en medio de tanta oferta es Chair times (2019) que, hace unos meses, fue liberado por el Vitra Design Musseum, en Rhein, Alemania, levantado por Frank Gehry.

Dirigido por Heinz Bütler, en noventa minutos la realización es un viaje por la historia de un objeto tan cotidiano como una silla, a través de 125 modelos; el primero de 1807 y el más reciente con sello siglo XXI e impreso 3D. Una línea de tiempo que permite, sin conocimiento alguno de diseño, entender los alcances de la disciplina y emocionar sobre de lo que es capaz el conocimiento y la creatividad dirigidos al diario vivir.

Sobre el director, Heinz Bütler es también el realizador de Henri Cartier Bresson (2003) y otro documental sobre Alberto Giacometti (2007) entre otros varios títulos de no ficción.

Buena es la definición del presidente de Vitra, Rolf Fehlbaum, sobre el objeto retratado: “Las sillas son testigos importantes de su tiempo”.

Fehlbaum, tipo cultísimo e hijo de los fundadores de Vitra Company, también ha dicho que independiente de que si las sillas “expresan la moda de una tendencia momentánea o representan una idea de época, son retratos de sus usuarios y reflejos de los métodos de producción de los que surgen. Somos capaces de percibir y comprender una época -su organización social, sus materiales y tecnología, sus gustos estéticos- observando sus sillas. Incluso diría que las sillas son más multifacéticas que cualquier otro objeto cotidiano”.

Son varias las figuras destacadas que aparecen en el documental: los diseñadores Hella Jongerius, Antonio Citterio y Ronan Bouroullec; los arquitectos y coleccionistas Arthur Rüegg y Ruggero Tropeano, entre otros.

Avisa cuando llegues: el libro que le regalé a mi hija

Tengo una hija adolescente, que recién comienza a salir de casa sola, a unas cuadras a comprar algo por ahí, a unas cuadras para ir al encuentro de una amiga. Son solo cuadras. Y, espontáneamente, y justamente caminando las dos por la calle un día de estos, me comentó lo que para ella estaba significando esta experiencia estimulante y a la vez desafiante en cuanto al autocuidado. Y, digámoslo, violenta cuando un señor que podría ser su abuelo miraba y miraba, y esa mirada se volvía amenazante.

De inmediato despertó la complicidad. Toda mujer, y que levante la mano la que no, ha sentido al menos alguna vez esa mirada desagradable o ha recibido un comentario jamás buscado o un acercamiento impresentable o agresivo. De regreso a casa me puse a guglear libros sobre el tema que pudieran ser atractivos para leer con ella. Encontré Avisa cuando llegues (2020), de editorial Bifurcaciones, con el apoyo de ONU Mujeres y editado por Carolina Melys y Alejandra Costamagna. Lo compré y recién hace unas horas está en mis manos.

“Me pregunto en qué momento aprendemos el verbo cubrir.

Cubrir las piernas, el escote.

Cubrir el deseo, las estrías.

Cubrirse en la noche.

Descubrir la vergüenza”.

Es parte del texto de la escritora Alia Trabucco Zerán, una de las veinticinco voces o plumas que arman este libro de 187 páginas, donde se encuentran experiencias que uno ya ha vivido o que ha temido vivir en la ciudad. Textos firmados por dramaturgas, músicas, cineastas, poetas, narradoras e ilustradoras (Marcela Trujillo, entre ellas) conforman lo que en el prólogo es llamado “un coro”. Un coro musical, pero también un coro griego femenino.

“Cruzar la calle. Correr. Subirse a un taxi. Gritar. Fingir una llamada telefónica a la policía o hacer una llamada. Por si acaso”, escribe Lina Meruane. La poeta Carmen García anota: “Sentarme adelante en la micro. No andar sola en la noche. No mirar a los ojos. No mostrar demasiado. No provocar”. 

Otros peligros, otras pandemias que están ahí, a un par de cuadras. A la vuelta de la esquina. Sin vacuna a la vista. 

El proyecto DineOut NYC

Esta semana el alcalde de Nueva York, Bill de Blassio, anunció que el “Programa de Restaurantes Abiertos”, generado como consecuencia de la pandemia, tendría larga vida y que debido al invierno que se acerca, se le permitirá a los locatarios el uso de carpas y calefactores con distintas fuentes de energía.

Antes de eso, en mayo, la oficina de diseño Rockwell Group diseñó DineOut NYC, un prototipo de comedor que trabajó en conjunto con el NYC Hospitality Alliance. Se trata de un sistema de comedor al aire libre adaptable y modular que permite a los restaurantes operar bajo las pautas de salud actuales y crea lugares para que los comensales se sientan seguros y cómodos.
El diseño incorpora pisos, barreras, instalaciones para dar sombra, iluminación y muebles, así como espacio para saneamiento.

El primer DineOut NYC se lanzó en el restaurante Melba’s, en Harlem, probando que es funcional para montarse en estacionamientos y veredas.