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El Radar de Plaza Pauta: impresionantes fotografías de Cristóbal Palma y recordando a Luis Barragán

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Cristóbal Palma
POR Rita Cox |

Dezeen destacó las imágenes de Palma en la casa de Cristián Boza en Los Vilos. Y vemos a Barragán a 40 años de su Pritzker.

Cristián Boza por Cristóbal Palma en Dezeen

La plataforma más importante de arquitectura en el mundo, Dezeen, publicó esta semana en su boletín semanal “La Mejor Casa”, un tema que recoge las elecciones de sus lectores y que dejó la casa de descanso del fallecido arquitecto Cristián Boza (agosto 1943- enero 2020), en Los Vilos, en el primer lugar de preferencias y con una cobertura destacada en portada.

Que la casa es impresionante, no cabe duda alguna: sobre el mar, casi suspendida en los acantilados, Boza la terminó en 1997 y era su destino para descansar en familia junto a su mujer y sus cuatro hijos. Sin embargo, lo que llama la atención es que no es la primera vez que la obra es fotografiada, pero sí, y me arriesgo, nunca antes se había registrado con tal nivel de intención, como para provocar una experiencia vertiginosa en quien ve las imágenes. 

El acierto es de Cristóbal Palma, reconocido fotógrafo de arquitectura, quien estuvo en septiembre pasado cuatro días en Los Vilos, alojando en la casa de Boza, para hacer el registro. En conversación telefónica con El Radar de Plaza Pauta, el fundador de Estudio Palma (IG @estudiopalma), contó que “de las cosas que me toca registrar, hay unas que tienen una mayor carga emocional que otras. Tenía este proyecto presente hace mucho tiempo. Sabía que existía la casa, había visto fotos, conocía a Boza, porque me lo había topado un par de veces, y sabía que estaba mal de salud. Eso le dio cierta urgencia a hacer registro. Al final la coordinación fue con el hijo (el también arquitecto Cristián Boza Wilson)”.

Palma añade otro componente atractivo: “Me toca registrar muchas obras nuevas, y este no era el caso. Me interesó fotografiar una casa con mucho carácter y que ya tenía sus años, un recorrido. Es una obra que ha envejecido bien. Es una casa sobre el mar, en altura, que provoca una experiencia física”.

Vista aérea de la casa de Los Vilos
Vista aérea de la casa de Los Vilos / Créditos: Estudio Palma

Boza, como relata Dezeen y confirma Palma, alcazó a ver este trabajo. Momento inolvidable para arquitecto y fotógrafo.

Casa Los Vilos
Cuatro días estuvo fotografiando esta casa y su paisaje Cristóbal Palma / Créditos: Estudio Palma

Entre los colores y el silencio 

Son ya 40 años desde que el arquitecto Luis Barragán recibió el Pritzker y 32 desde su muerte. Una buena excusa para recordar su figura y revisitar algo de su obra. Un arquitecto que nació en Guadalajara, Jalisco, en 1902, y que en el paisaje rural mexicano encontró, sin saberlo, sus primeras influencias, y que después de estudiar en la Escuela Libre de Ingeniería de la misma ciudad, absorbió otros influjos: los jardines de Europa, donde llegó gracias a un viaje que le regaló su padre.

El arquitecto mexicano Luis Barragán
El arquitecto mexicano Luis Barragán / Crédito: www.admagazine.com

Quedarse ahí sería injusto. Barragán observó la corriente de la arquitectura modernista y la desarrolló bajo sus propias certezas. Como se lee en un artículo de la edición mexicana de revista AD, “encumbró la limpieza de trazos, la transparencia, la continuidad visual entre el exterior y el interior, los colores y la omisión de elementos superficiales al punto de hacer de su estilo una forma de arte”.  

Un paso más allá, el arquitecto se hizo cargo de la identidad mexicana e integró a su trabajo el uso del color y las texturas. Un socio excepcional en eso fue el pintor Chucho Reyes

Ejemplos hay varios; tal vez el más emblemático es justamente la Casa Luis Barragán, en el barrio de Tacubaya, pueblo histórico de Ciudad México, lista en 1948. La casa, que se conserva sin cambios desde la muerte del arquitecto, incluso con todos los objetos personales, es descrita como una construcción de fachada que pasa prácticamente desapercibida, pero al entrar, el visitante se encuentra con un recorrido de colores en muros que pasa desde el amarillo al rosa mexicano y el azul. Una suerte de modernismo optimista, si se quiere.

Casa Luis Barragán
Casa Luis Barragán / Crédito:www.paredro.com

Antes, en 1929, al regresar de su tour europeo, había levantado Casa Franco, también suya, en Guadajara.

Casa Gilardi, en el mismo barrio de Tacubaya, fue la última obra de Luis Barragán. Tenía 80 años y trabajó nuevamente interpretando la cultura mexicana y tomando referencias de dos íconos de su país: Frida Kahlo y Diego Rivera. Esta vez el paseo de colores lleva hacia el blanco, el rojo y el azul. Destaca en el interior un jacarandá que, como se sabe, da flores de un violeta eléctrico de alto impacto.

A pesar de los colores energizantes, extrovertidos, Barragán era un devoto del silencio. “En mis jardines, en mis casas, siempre he procurado que prive el plácido murmullo del silencio, y que en mis fuentes cante el silencio”, dijo alguna vez.

La ampliación de la Capilla y el Convento de las Capuchinas Sacramentarias, en la alcaldía de Tlalpan; su trabajo colaborativo en los Jardines del Pedregal, en Ciudad de México; y el conjunto escultórico Torres de Satélite, hito urbano del Valle de México, que hizo junto a Mathias Goeritz, son algunas (solo algunas) de las obras de Luis Barragán que habría que conocer frente a frente cuando la pandemia nos de tregua.