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El Radar de Plaza Pauta: MIT pone su foco en la sostenibilidad inmobiliaria en Asia

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MIT
POR Rita Cox |

En promedio, cada 40 días se construye en ese continente una ciudad del tamaño de Boston. Y el 72% de la inversión a 2030 en ciudades emergentes se irá a esa región.

MIT se lanza a la conquista inmobiliaria de Asia

El Centro de Bienes Raíces del MIT lanzó a principios de marzo de 2022 la Iniciativa Bienes Raíces de Asia, con el objetivo de sus investigadores trabajen en el futuro de las propiedades en las grandes ciudades asiáticas y sean fuentes de orientación para construir de manera responsable y sostenible.

El desafío es académica, económica y medioambientalmente enorme y atractivo. Según estimaciones del MIT, en Asia cada 40 días se construye una ciudad del tamaño de Boston. También el MIT calcula que de los US$ 24,7 billones de inversión en bienes raíces previstas para 2030 en ciudades emergentes, el 72% estará en Asia. Y si bien este crecimiento es auspicioso para la industria, traerá consigo problemas sociales y ambientales.

En ese escenario, el Centro de Bienes Raíces del MIT (MIT CRE) creó Iniciativa de Bienes Raíces de Asia (AREI), cuyo objetivo es convertirse en una plataforma para líderes de la industria, empresarios y la comunidad académica, y encontrar en conjunto soluciones a las preocupaciones prácticas del desarrollo inmobiliario en estos países.

Zaha Hadid Architects entra en el metaverso

Como la industria de la moda y el arte, la arquitectura ya entró a los terrenos del Metaverso, sumándose a los planes de Meta (ex-Facebook) y su fundador Mark Zuckerberg. Hace unos días, y como informó la plataforma ArchDaily, Zaha Hadid Architects – ZHA presentó la propuesta The liberland metaverse, “donde los residentes pueden comprar terrenos baldíos centrados alrededor de un núcleo urbano y acceder a ellos como avatares. La comunidad presenta diversos distritos hiperrealistas que fomentan el autogobierno urbano y también zonas donde la ausencia de planificación urbana ‘permite un orden de carácter espontáneo a través de un proceso de libre descubrimiento”.

La encrucijada de la arquitectura: las fachadas de vidrio

“Las fachadas de vidrio son el principal culpable de miles de millones de muertes anuales de aves” titulaba hace unos días una nota de la plataforma de arquitectura Dezeen, frente a un problema diario y que tiene de cabeza trabajando a organizaciones medioambientales y arquitectos de todo el mundo.

Medios españoles informaron esta misma semana que un centenar de pájaros aparecieron muertos al estrellarse junto al ascensor de Arangoiti, en Bilbao, y que la explicación que se manejaba era la presencia en la estructura de material de vidrio espejado.

“Los pájaros no entienden el concepto de vidrio. Simplemente no pueden verlo”, dijo a Dezeen el arquitecto Dan Piselli, director de sostenibilidad del estudio de arquitectura estadounidense FXCollaborative, que ha trabajado para reducir los choques de pájaros en varios edificios de la ciudad de Nueva York.

Es tal el problema, y la creciente conciencia para abordarlo, que en 2019 la ciudad de Nueva York presentó la Ley Local 15, que actualizó los códigos de construcción para hacer que las nuevas estructuras de vidrio sean más seguras para las aves, exigiendo que las superficies de los nuevos edificios de vidrio de más de 23 metros de altura tengan patrones para que sean más visibles para los pájaros.

La solución no es tan sencilla. ¿Vidrio espejado o transparente? No hay coincidencia. Por un lado, se dice que un edificio completamente transparente puede ser más peligroso para las aves que un edificio con espejos en el que el pájaro puede verse acercándose. Sin embargo, en la opinión de Piselli, las superficies espejadas también son altamente riesgosas. “Todos hemos visto edificios que simplemente reflejan el paisaje y las aves simplemente piensan que pueden pasar directamente por allí”, explicó.

¿Influye la altura del edificio? Expertos dicen que la altura del edificio no es un factor clave en la muerte de aves. Sí suma riesgos la contaminación lumínica. La luz artificial puede confundir a las aves que vuelan de noche, lo que provoca desorientación, agotamiento y colisiones