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¿Aprenderemos algo del mundial?

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POR Andres Sepúlveda |

“Roguemos para que algunos de los dirigentes decentes que quedan en el consejo de presidentes, estén atentos a los ejemplos que está dejando Qatar”, dice Fernando A. Tapia.

El campeonato del Mundo de Qatar está en tierra derecha. Pronto conoceremos al nuevo campeón, el que, seguramente, como lo han hecho en el pasado los equipos que se han consagrado en la cita máxima del fútbol, será tomado como referencia para el resto de los países.

No sólo desde lo táctico y estratégico, sino que también en relación con la estructura de organización que está detrás de la Federación triunfadora. Sin duda, no todos los modelos exitosos son replicables en Chile. Si se trata, por ejemplo, de emular el juego explosivo de las selecciones africanas, y que también han aprovechado varias selecciones europeas gracias a la migración, ciertamente tenemos un problema de biotipo, imposible de conseguir en el corto plazo. Sin embargo, hay aspectos que en el fútbol de élite que hemos visto en el mundial ya son simplemente ineludibles.

Sin velocidad e intensidad en el juego no hay posibilidad de competir. El aporte de varios valores jóvenes en las selecciones que han participado en Qatar es una potente señal que ha entregado el mundial y que nuestro país debe tomar en serio. No es entendible, y tampoco aceptable, que en la última gira de la selección chilena, futbolistas como Darío Osorio o Lucas Assadi hayan sumado apenas un puñado de minutos en partidos amistosos sin mayor trascendencia. Y que, por contrapartida, veamos que potencias futbolísticas si hayan apostado por jugadores de menos de 20 años en plena Copa del Mundo.

Hay que atreverse de una buena vez con los jóvenes. Por lo demás, el modelo de desarrollo y crecimiento del fútbol chileno debe estar centrado en la formación. No hay ninguna posibilidad de competir con mercados futbolística y económicamente más poderosos como el brasileño y el argentino. Estas selecciones son más bien representantes del fútbol europeo, ya que prácticamente la totalidad de sus jugadores militan en importantes clubes del viejo continente. El objetivo para Chile debiese ser reforzar la mirada, y especialmente, los recursos hacia las divisiones inferiores y, también, brindar cada vez más opciones en los planteles estelares en la competencia local. Todo esto suena muy lógico, y lo hemos escuchado muchas veces en la voz de especialistas, gente de fútbol que jamás ha dejado de afirmar que en nuestro país si hay talento, pero no oportunidades. Y es aquí donde está precisamente el grave problema.

Nuestro modelo se asemeja cada vez más al de México, país que ha sufrido en el mundial un estrepitoso fracaso. El fútbol azteca ha tomado un peligroso camino en el que los intereses económicos han sido puestos por sobre los deportivos.

Hoy, tras su eliminación en primera fase en Qatar, han vuelto a poner en el acento en los problemas estructurales que han llevado a su selección a un momento de crisis. Desde la década pasada, el cupo de extranjeros se elevó hasta 10 jugadores por equipo. Y desde el 2020, fueron eliminados los ascensos y descensos, según dijeron, para consolidar las instituciones y la liga de la segunda división.

El resultado ha sido que la formación de futbolistas ha sufrido un grave daño, con escasos resultados en la producción de jugadores de proyección internacional. Pese a tener una población de más de 120 millones de habitantes, en un país de gran pasión por el fútbol, México no tiene futbolistas en equipos de primer orden a nivel mundial.

El problema también está relacionado con que el mercado de fichajes mexicano está concentrado en tres grupos de representantes de futbolistas, los que finalmente se han llenado los bolsillos con constantes trasferencias internas, además de apuestas de bajo costo de países de Sudamérica que llegan luego con precios inflados a la Liga MX. Pero eso no es todo. Varios de esos agentes han comenzado a entrar en la propiedad de los clubes, de tal manera de asegurar su presencia en todas las fases del negocio. ¿Le suena conocido todo esto?.

El fenómeno parece estar queriendo ser copiado en Chile, por dirigentes que en realidad son representantes de jugadores, algunos de ellos con vínculos directos con el mercado mexicano. Sólo hace unos días intentaron aumentar el cupo de extranjeros para el fútbol chileno y limitar la presencia de jugadores Sub 21.

No les fue bien, por ahora. Pero para allá van. Para peor, en Chile, la Federación está controlada por la ANFP, por lo que es un riesgo evidente que la selección nacional pueda terminar capturada, si es que ya no lo está, por intereses que no necesariamente velarán por lo deportivo.

Roguemos para que algunos de los dirigentes decentes que quedan en el consejo de presidentes, estén atentos a los ejemplos que está dejando Qatar. ¿Aprenderemos algo del mundial? El tiempo y los hechos nos darán la respuesta