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Columna de Fernando Tapia: “La guerra de los representantes”

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POR Andres Sepúlveda |

“Lo grave es que, como denunció Silberman, Felicevich tenga además influencia con técnicos, dirigentes, directores de sociedades anónimas y hasta la ANFP”, dice Fernando A. Tapia.

Hasta la semana pasada era una guerra en las sombras, oculta. Las chispas de los encontrones y disputas entre los representantes de futbolistas por acaparar una cuota mayor en el mercado de pases, apenas llegaba a los medios de comunicación a través de rumores y trascendidos. Los denunciantes han optado mayoritariamente por mantenerse en el anonimato, acusando las malas prácticas del rival por intermedio del dato bajo cuerda con el compromiso del secreto de la fuente.

Ningún agente había querido hasta ahora aparecer públicamente apuntando a la competencia con el dedo acusador, ante el riesgo de ganarse un enemigo poderoso y de paso decretar abiertamente la guerra, que solapadamente ya se desarrolla de manera cruenta. Pero todo cambió con la irrupción mediática de Alan Silberman, el ex agente de Gabriel Suazo, quien en entrevista con el sitio Redgol, acusó sin dobleces a Fernando Felicevich de arrebatarle la representación del jugador justo antes de su fichaje en el Toulouse francés.

Silberman aseguró que su relación de confianza que por años construyó con el lateral formado en Colo Colo, se rompió justo cuando el futbolista se consolidó en el club chileno y su nombre comenzó a generar interés en el mercado internacional gracias, además, a sus buenas actuaciones en la selección chilena.

Según el relato del representante denunciante, Felicevich utilizó prácticas que calificó de mafiosas, para convencer a Suazo de cambiarse a su corral, incluyendo en el plan una estrategia en la que incluso participaron excompañeros del jugador, los que habrían tenido un rol evangelizador, es decir, como activos reclutadores al servicio del representante argentino, considerado el más poderoso en el fútbol chileno.

Las palabras de Silberman fueron respaldadas por la Asociación de Agentes de Chile, una organización que aglutina a varios empresarios que operan en el país, los que también decidieron salir al ruedo para exponer las supuestas malas prácticas utilizadas por Felicevich, las que según se desprende, le permitirían mantener un férreo control y dominio del mercado de pases en el fútbol chileno. De esta manera, lo que era un secreto a voces quedó al descubierto: la guerra entre representantes existe y está desatada. Ya no se puede decir que todo esto es invención de la prensa.

Lo que habrá que distinguir ahora es cuánto de lo que se ha dicho es producto efectivamente de un comportamiento antiético, al límite o fuera de la ley, y cuánto es en rigor producto de una agresiva campaña de captación llevada a cabo por Felicevich quien, no cabe duda, no por nada es considerado un muy buen agente, sino el mejor, en la industria del fútbol en Chile. Porque el problema de fondo es que se trata de un mercado sin regulación, no sólo aquí sino también en el mundo. Por algo la FIFA se apresta a restringir el trabajo de los representantes a través de un reglamento que entrará en vigencia en octubre próximo y que, entre otras cosas, prohibirá la representación múltiple, es decir estar en todos lados de la mesa de negociación, además de poner límites a las comisiones excesivas que han provocado inflación de precios en el mercado de pases y con ello graves perjuicios económicos a los propios clubes.

En rigor, Gabriel Suazo, y cualquier futbolista, tiene todo el derecho de decidir qué empresario lleva su carrera, aun cuando eso signifique tirar por la borda años de lealtad con quien también ayudó a construir su camino en el fútbol. De eso es difícil pronunciarse. Lo grave es que, como denunció Silberman, Felicevich tenga además influencia con técnicos, dirigentes, directores de sociedades anónimas y hasta la ANFP, con lo que claramente podría tener capacidad de desvirtuar el mercado y obtener ventajas alterando la competencia.

Algo está reconocido por el propio agente: fue su empresa Vibramarketing la que allegó contratos publicitarios a clubes y a la propia Asociación con casas de apuestas en línea. Un conflicto de interés evidente del cual cualquiera podría sospechar que a cambio hay un trato preferente a la hora de negociar por un pase o una trasferencia. Para detener esto no es necesario esperar un reglamento, es cuestión de sentido común. Y las esquirlas de la guerra de los representantes lo ha dejado a la vista de todos.