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Columna de Fernando Tapia: “Estamos en la B”

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POR Andres Sepúlveda |

“El campeonato de la Primera División ha ofrecido muy poco para ilusionarse”, dice Fernando A. Tapia: “Simplemente triste y decepcionante”.

No viene al caso enumerar la larga lista de hechos que ratifican que el fútbol chileno atraviesa por uno de los peores momentos en su historia. Hasta la Coca Cola, la multinacional que había sido patrocinadora de la selección chilena por más de 60 años, decidió alejarse de la Roja, porque los números simplemente no dan con un equipo que ha perdido gran parte de su estatus y, especialmente, una Federación cuya dirigencia no da confianza de un trabajo serio, responsable y con capacidad para resolver los problemas.

En la última fecha FIFA, antes del inicio de las clasificatorias, Chile se medirá con Bolivia, el equipo más débil del continente, además de las selecciones de Cuba y República Dominicana, estos dos últimos, los rivales con el peor ranking que alguna vez haya enfrentado el representativo nacional. Explicaciones se pueden dar muchas, porque también es cierto que las selecciones europeas han llenado sus calendarios con partidos entre ellos, pero el hecho es reflejo de la crisis.

El técnico de la selección, Eduardo Berizzo, en encuentros privados con varios periodistas y comunicadores, transparentó lo evidente: hoy Chile está demasiado lejos de los grandes de Sudamérica, y en la batalla por llegar al mundial sólo está en condiciones objetivas por pelear por el quinto lugar, por debajo de Argentina, Brasil, Uruguay e incluso Ecuador. Nada nuevo en realidad, porque lo concreto es que hemos quedado fuera de los dos últimos mundiales sin que esos fracasos deportivos hayan provocado un cambio profundo para no seguir cometiendo los mismos errores.

Fue el propio Alexis Sánchez el que hace algunas semanas decretó el fin de la generación dorada, la misma con la que, gracias a sus triunfos y alegrías, se subsidió la competencia local. La Selección Chilena necesita con urgencia la muy comentada renovación, la que no se ha producido fundamentalmente porque en el torneo local, el negocio, literalmente se ha comido a la competencia.

El campeonato de la Primera División ha ofrecido muy poco para ilusionarse. Más bien ha contribuido a profundizar la sensación de crisis. Ya casi en la mitad de la competencia hay muy poco que rescatar. Sin ánimo de menospreciar las meritorias campañas de Huachipato y Cobresal, cuadros que se han mantenido en la parte alta de la tabla, la realidad es que no existe hasta ahora un equipo que genere especial entusiasmo, ni tampoco han surgido figuras en las que abrigar alguna expectativa de estar en presencia de un nuevo crack que venga al rescate.

Los tres equipos grandes del país, Colo Colo, la “U” y la Universidad Católica, instituciones llamadas a empujar el carro del desarrollo, contando a su favor con los más altos presupuestos del medio, han transitado por la mediocridad. En el cuadro albo el joven delantero Damián Pizarro despierta alguna ilusión, pero al muchacho le faltan aún aspectos que mejorar, entre otras cosas, una faceta clave: la capacidad de definición.

En la Universidad de Chile el entusiasmo por la irrupción de Darío Osorio y Lucas Assadi se ha ido apagando. Es como si sus capacidades de improvisación y de generar regates de pronto desaparecieran junto con las millonarias ofertas que circularon por las oficinas de Azul Azul. Y la UC, equipo formador por esencia, ha visto, por ejemplo, cómo uno de sus grandes proyectos, Clemente Montes, prefirió irse al Celta de Vigo B, en la tercera división de España, y no luchar por un puesto de titular en el cuadro cruzado. Simplemente triste y decepcionante.

Cuando River Plate cayó a la segunda división en 2011, un video que se hizo viral transformó en personaje público al “Tano” Pasman, un hincha que fue grabado mientras sufría frente a la pantalla por el descenso de su equipo. ¡Estamos en la B! Gritó furioso varias veces. El porrazo a River le sirvió, porque después volvió más fuerte. No sé si sirve de algo, pero es tiempo de reconocer que en el fútbol chileno hoy también estamos en la B.