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Columna de Fernando Tapia: “El sexto extranjero”

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POR Equipo Radio Pauta |

“¿Se encontraron acaso con estudios y estadísticas que sugieren que el camino correcto es liberar los cupos? La verdad es una sola, y no tiene que ver con la constatación de que a mayor número de extranjeros el fútbol chileno pueda ser más competitivo a nivel internacional”.

Hasta ahora nada ni nadie puede asegurar que la temporada 2024 del fútbol profesional chileno comenzará el próximo 11 de febrero. Ese día debería jugarse la final de la Supercopa entre Huachipato y Colo Colo.

Sin embargo, los capitanes de ambos equipos, Claudio Sepúlveda y Esteban Pavez, respectivamente, se han comprometido con la firme postura del Sindicato de Futbolistas, en orden de no iniciar las actividades, en tanto el Consejo de Presidentes de la ANFP no revierta la medida de aumentar a seis el número de cupos para jugadores extranjeros en la Primera División. La amenaza de paro del SIFUP mantiene en ascuas a toda la actividad, y hasta ahora no hay señales de una pronta solución.

9 de 16 clubes de la división de honor, resolvieron romper un acuerdo suscrito en 2017 entre los mismos Presidentes de clubes y el SIFUP, y que al contrario de lo que impulsan ahora, establecía que el cupo para los jugadores extranjeros debería ir en descenso, estableciéndose un número máximo de cuatro para este año.

Todo esto en el entendido, y con un consenso muy amplio, que la presencia masiva de futbolistas provenientes del exterior mermaba las opciones de los jugadores nacionales, especialmente de los del fútbol joven. La pregunta es: ¿qué cambió? ¿Por qué ahora un grupo de clubes decidió no cumplir con el compromiso?

¿Se encontraron acaso con estudios y estadísticas que sugieren que el camino correcto es liberar los cupos? La verdad es una sola, y no tiene que ver con la constatación de que a mayor número de extranjeros el fútbol chileno pueda ser más competitivo a nivel internacional, como sugirieron algunos de los que votaron a favor de romper el compromiso.

La respuesta está en los nuevos dueños de la pelota, en aquellos empresarios que han entrado en el control de varios clubes y que, lastimosamente, están estrechamente ligados al negocio de la representación de jugadores. Aumentar el cupo de extranjeros es una acción hecha a la medida del negocio. Es una inyección directa para aumentar el flujo de transacciones y, de esta manera, continuar con un modelo que, hasta ahora, sólo ha provocado la involución de la actividad.

Basta ver los clubes que votaron a favor del sexto extranjero, casi todos ligados a representantes, además de la vergonzante postura de los dos equipos más populares del país, además de Palestino, club históricamente formador de grandes futbolistas. De la “U” ya nada extraña mucho, porque en verdad sus verdaderos controladores, parapetados bajo la administración del Grupo Sartor, están también ligados a los representantes. Pero ¿Colo Colo? ¡Colo Colo!, por favor. Es la institución que más niños convoca para sus pruebas en todo Chile, y el que más opciones tiene de encontrar nuevos talentos. Una decepción total.

El Consejo de Presidentes, al menos una mayoría simple, no ha querido tampoco incorporar criterios de mejor selección del futbolista extranjero que se contrata. Algo así como un sello de calidad, que utilizan las ligas del primer mundo. Un mínimo de partidos en Primera División, por ejemplo, o nominaciones en sus respectivas selecciones nacionales. No, eso tampoco.

Por eso a Chile llega cualquiera. Así las cosas, la batalla del SIFUP por evitar el sexto extranjero, como pocas veces, resulta tan decisiva para el futuro de la actividad.