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Columna de Fernando Tapia: “Cuestión de identidad”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Antes ya estuvieron apuntados por los propios hinchas del club por su afán de eliminar el escudo histórico de la institución. Hasta ahora en Chile cualquiera puede comprar un club, incluso más de uno, y hacer muchos negocios asociados, dejando de lado el trabajo formativo”, dice Fernando Tapia.

Ocurrió hace pocos días. El Community Manager de Unión La Calera publicó en las redes sociales del club la promoción para adquirir las entradas para la Copa Sudamericana: “Adquirí tu pack”, decía el anuncio. Así como lo lee. No se trataba del verbo en pasado, sino un argentinismo que se le escapó a los controladores de la institución, y que rápidamente comenzó a generar centenares de reacciones negativas. El acto fallido debió ser eliminado rápidamente para evitar que la ola de críticas siguiera creciendo. No es un misterio que la institución calerana está en manos de empresarios trasandinos. Es más, eso no implica ninguna ilegalidad.

El problema es que la publicación se sumó a varios otros hechos que dan cuenta cómo los controladores de este club, fundado en 1954, han ido empujando una peligrosa pérdida de identidad. En estos mismos días el equipo hizo noticia por otro aspecto mucho más notorio de su “argentinización”. En el partido frente al cuadro de Alianza de Colombia, por la Sudamericana, alineó a ocho jugadores extranjeros, todos de nacionalidad argentina. También todo en norma, porque en competencias internacionales no hay límites de jugadores foráneos. En Chile, eso sí, se permiten sólo seis futbolistas internacionales, con un máximo de cinco en cancha.

La dirigencia de Unión La Calera fue una de las que más presionó para que el cupo de extranjeros fuese aumentado, e incluso recurrió a la justicia ordinaria para intentar echar pie atrás la resolución del Consejo de Presidentes de la ANFP. No tuvieron éxito esta vez, aunque seguro volverán a la carga. He aquí lo preocupante, porque los objetivos de los dueños del club no es otro que el constante movimiento de pases de jugadores, especialmente desde Argentina, desde donde funciona uno de sus principales accionistas: uno de los representantes de futbolistas más poderoso del continente, el argentino Christian Bragarnik.

Sus socios en Chile son los hermanos Ricardo y Sebastián Pini, también trasandinos, y que antes de entrar en la propiedad del club calerano estuvieron controlando Rangers de Talca, entre los años 2010 y 2014. En ese tiempo, la oficina de Administración Federal de Ingresos Públicos de Argentina los investigó por el posible delito de evasión de impuestos a través de la triangulación de pases. Tras salir del control del equipo del Maule, decidieron invertir en Unión La Calera, por recomendación de Sergio Jadue, entonces presidente del fútbol chileno.

Mano derecha en estos clubes fue el argentino Martín Iribarne, que trabajó como gerente general en las dos instituciones, además de ser parte del directorio de la ANFP en la administración de Sebastián Moreno. Iribarne es apuntado como el responsable del inconcluso caso de suplantación de identidad que protagonizó Unión La Calera en medio de la pandemia. Y hoy ejerce un alto cargo en Fernández Vial, adquirido el año pasado por un empresario, adivinen, ¡argentino! Hoy vuelven a la palestra por una insignificante palabra.

Pero antes ya estuvieron apuntados por los propios hinchas del club por su afán de eliminar el escudo histórico de la institución. Hasta ahora en Chile cualquiera puede comprar un club, incluso más de uno, y hacer muchos negocios asociados, dejando de lado el trabajo formativo. Mientras el parlamento y el gobierno sigan postergando las necesarias modificaciones de la ley de sociedades anónimas, sólo nos queda llorar a la Iglesia. Pero es exigible que los dueños del fútbol al menos respeten la identidad de las instituciones.