Deportes

Columna de Fernando Tapia: “Los dos Nicolás”

Imagen principal
Agencia Uno / Radio Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“Se trata simplemente de respeto hacia el rival y al público. El mejor ejemplo lo dio al día siguiente otro Nicolás”, dice Fernando Tapia.

El pasado fin de semana la atención del mundo del deporte estuvo concentrada en el clásico universitario y la final del Master 1000 de Roma. En el Estadio Nacional, Universidad Católica se quedó con la victoria, derribando el invicto de la “U”, con un golazo de antología de Fernando Zampedri, que de paso lo dejó en el podio de los máximos artilleros de la historia del club de la franja. Una chilena que entró de lleno en el archivo como uno de los goles más bellos marcados en este tradicional duelo del fútbol chileno.

Los elogios a la victoria de la UC, con una propuesta táctica que anuló las virtudes de su rival, y a la acrobática maniobra del goleador cruzado, poco a poco se fueron apagando en el espacio mediático ante la difusión y el debate que provocaron los gestos obscenos, impúdicos, ordinarios e indecentes de Nicolás Castillo hacia la gente en las tribunas, así como sus reacciones del mismo tono en sus redes sociales.

Más allá la defensa a ultranza que su actitud provocó entre los hinchas más apasionados, lo cierto es que hay que quedarse con la declaración pública emitida por la directiva de la Universidad Católica, donde dejó en claro que la actitud del delantero y sus expresiones no representan los valores institucionales. Por cierto, una situación que debería acarrearle una reprimenda interna, además del castigo que de seguro le aplicará el tribunal de disciplina.

Nadie pretende que los futbolistas sean ejemplos de vida para la sociedad, pero ciertamente todos ellos deben asumir en consciencia su altísima responsabilidad en la batalla contra la violencia en los estadios, sin duda el principal flagelo que afecta a la actividad. Por lo mismo, los gestos de Castillo, así como de otros jugadores que hemos visto con actitudes similares en canchas nacionales, deben ser firmemente condenados y sancionados.

Nicolás Castillo ganó con su equipo un clásico muy importante, pero volvió a perder ante la opinión pública con sus actitudes que ya no son casualidad, porque se han repetido en el tiempo, incluso en el pasado con agravios a un futbolista de su propio club. La frase célebre nos enseña: en el deporte hay que intentar siempre ser humildes en la victoria y dignos en la derrota. Se trata simplemente de respeto hacia el rival y al público. El mejor ejemplo lo dio al día siguiente otro Nicolás.

Jarry, nieto del gran Jaime Fillol, perdió la final del Master 1000 de Roma. Al frente el alemán Alexander Zverev no le otorgó opción alguna y le propinó sin duda una dolorosa derrota tras una semana soñada para el tenis chileno. Su talento desplegado en la arcilla romana, su impecable comportamiento dentro y fuera de la cancha, el esfuerzo y sacrificio de su familia para acompañarlo en todo el circuito, generó la admiración del público que lo ovacionó pese a la derrota. Es verdad: Nicolás Jarry perdió quizás el partido más importante, hasta ahora, de su vida tenística, pero ganó con su actuación un nuevo estatus en el circuito de la ATP, además de la admiración y el cariño por lo que representa su decisión de encarar las exigencias de la carrera tenística, siempre al lado de su mujer y sus dos hijos, y siguiendo el ejemplo de un señor del tenis, que es su abuelo Jaime Fillol.