Deportes

Columna de Fernando Tapia: Guerra de titanes

Imagen principal
POR Equipo Radio Pauta |

“En Europa no están tan convencidos, argumentando que un campeonato de esas características provocará una saturación de partidos internacionales que califican de insostenible, incluso con riesgo para la salud de los futbolistas”, afirma Fernando Agustín Tapia en relación al Mundial de Clubes, a desarrollarse en 2025 en Estados Unidos.

Europa versus la FIFA. Clubes y jugadores unidos ante la poderosa organización máxima del fútbol mundial. Las ligas más importantes del viejo continente, además de los futbolistas, representados por el Sindicato Mundial que los agrupa (FIFPRO), decidieron demandar a la Federación Internacional ante la Comisión Europea, producto de la próxima edición del Mundial de Clubes, a desarrollarse en 2025 en Estados Unidos.

Un torneo que tendrá un nuevo formato y en el que participarán 32 instituciones de todas las Confederaciones que componen la FIFA, y que a partir de la próxima edición se disputará cada cuatro años, tal como las Copas del Mundo de Selecciones.

La idea, en el papel, no parece mala. Incorporar a más equipos en la disputa de un nuevo trofeo de carácter internacional, que permita la participación de todos los continentes. Sin embargo, en Europa no están tan convencidos, argumentando que un campeonato de esas características provocará una saturación de partidos internacionales que califican de insostenible, incluso con riesgo para la salud de los futbolistas.

Señalan que la FIFA se negó sistemáticamente a incluir a las diferentes ligas europeas y a los futbolistas en el proceso de toma de decisiones, con lo que estaría perjudicando sus intereses. La FIFA no tardó en responder, y en un comunicado descalificó la demanda con artillería pesada, señalando que la reacción las ligas europeas es hipócrita y basada sólo en intereses comerciales.

No es una batalla cualquiera. Estamos hablando de las agrupaciones que concentran el máximo poder en este deporte. Por un lado más de 1000 clubes, apoyados por el Sindicato Mundial de Futbolistas, y por otro nada menos que el ente que rige a todas Federaciones del planeta, y que a la primera de cambio amenaza con la suspensión de toda competencia que está bajo de su alero, como podrían ser todos los torneos de dependen de la UEFA (Champions League, Europa League, etc.) además, en el caso de los jugadores, de participar de los campeonatos del mundo.

El argumento de la FIFA es que el nuevo torneo mundial de clubes no alterará en demasía el calendario, ya que será cada cuatro años, y en periodos en que los clubes, en general, realizan innumerables partidos amistosos internacionales, con viajes intercontinentales incluidos, que terminan siendo más pesados para los futbolistas que un campeonato a desarrollarse en una sede única.

Las Ligas Europeas, por su parte, no quieren perder su independencia para organizar sus propias competencias, sobretodo luego de que la propia FIFA, además de la UEFA, hicieron caer el proyecto de la Superliga, la idea creada por el Presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y que prometía suculentas ganancias económicas para todas las instituciones participantes.

Lo que hay en el fondo es una disputa comercial, sobre quién y especialmente cuánto dinero se reparte. El mundial de clubes se jugará a partir de 2025, y de ahí en adelante siempre un año antes de las Copas del Mundo de Selecciones, lo que claramente también preocupa a los jugadores, que en un buen número tendrían vacaciones cada dos años.

Es muy probable que la FIFA tenga que abrir aún más la billetera para convencer a los europeos con este nuevo calendario, porque al final lo que se ha desencadenado es una batalla económica y comercial. El resto de los continentes, mientras tanto, observa con atención esta guerra de titanes.