La columna de Fernando Tapia: “¿Dónde está el dinero?”
En su columna de esta semana, el periodista pregunta a Pablo Milad por los US$ 7 millones que habría recibido el fútbol chileno: “En nuestro país la Federación de Fútbol ya lleva más de cuatro años sin dar a conocer sus balances económicos. No hay información sobre el destino de esos millonarios recursos”
Durante el último Congreso ordinario de la Conmebol, realizado el pasado mes de abril en la ciudad de Luque en Paraguay, el presidente del organismo, Alejandro Domínguez, señaló que la “era del poder de grupos económicos y de dirigentes de espalda al fútbol ya quedó atrás”. Dijo también que la herramienta para la superación de los problemas es la “transparencia y la excelencia”. Así tal cual.
Sus palabras fueron acompañadas por un auspicioso informe financiero, con cifras récord en ingresos para el fútbol Sudamericano. Con bombos y platillos Domínguez aseguró que la Confederación Sudamericana de Fútbol pasa por el mejor momento de su historia, cuestión que reafirmó con los casi US$ 870 millones ingresados a las cuentas de la Conmebol durante el año pasado, estableciendo un superávit anual de US$ 112 millones, que según se informó oficialmente, serían repartidos equitativamente entre las diez asociaciones miembros entre los años 2024 y 2026.
De esta manera, a la Federación de Fútbol de Chile le correspondería recibir US$ 12 millones en este periodo. Según el movimiento ciudadano “No Más ANFP”, que revisó las cifras publicadas por Conmebol, el fútbol chileno ya habría percibido un adelanto de US$ 7 millones por este concepto, el que debe ser destinado exclusivamente para proyectos de desarrollo de la actividad. Pero en Chile tenemos un grave problema para corroborar que así haya sido.
A contramarcha de la promesa de transparencia hecha por el Presidente de Conmebol, en nuestro país la Federación de Fútbol ya lleva más de cuatro años sin dar a conocer sus balances económicos. No hay información sobre el destino de esos millonarios recursos, ni mucho menos del manejo de los ingresos que provienen de los derechos televisivos y comerciales que producen las diferentes selecciones nacionales.
Esta es la batalla de fondo que a través del lobby en el Congreso Nacional está dando la ANFP para evitar la separación de la Federación, en el marco de la reforma a la ley de sociedades anónimas deportivas. Lo que ha ocurrido en Chile es que durante dos décadas los millonarios recursos económicos que deberían ser destinados para el crecimiento de la actividad – selecciones nacionales, fútbol formativo, femenino, de playa y la construcción de infraestructura deportiva-, han sido destinados a la subvención de la actividad privada, es decir han ido a parar a los clubes.
Es una disputa económica que la ANFP intenta frenar aferrándose a la amenaza de una supuesta sanción de la FIFA de concretarse legalmente un cambio de gobernanza del fútbol a través de la ley. Sabido es que el organismo que hoy encabeza Pablo Milad enfrenta también un oscuro panorama a partir de decisiones judiciales, que la obligarían a pagar millonarias multas como copropietario del Canal de Fútbol, sentenciado por la Corte Suprema por prácticas ilegales, además de la denuncia hecha por el propio TNT Sports en su contra, que aspira a una indemnización por casi US$ 40 millones por los partidos no disputados durante el estallido social y la pandemia.
En este contexto queda más clara la urgencia de la separación que se sigue discutiendo en el Congreso. Es la hora de ponerse serios y exigir de la ANFP transparencia total y absoluta sobre el manejo económico de una Federación que sigue bajo su dominio y control. Y aclarar a dónde han ido a parar los millones de dólares que la Conmebol ha entregado, según su normativa, exclusivamente para el desarrollo del fútbol. Pablo Milad debe responder perentoriamente a esta simple pregunta: ¿Dónde está el dinero?.