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La columna de Fernando Tapia: “La huella de los poderes fácticos”

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POR Equipo Radio Pauta |

En su columna de esta semana, el periodista analiza el frustrado traspaso de Eduardo Vargas a la “U” y cómo eso evidencia las huellas de los verdaderos controladores de Azul Azul y de Audax Italiano.

El frustrado regreso de Eduardo Vargas a la “U” acaparó los titulares de la prensa deportiva en la última semana. El jugador terminó fichando en Audax Italiano, en una movida que dejó sorprendidos a todos, especialmente a los hinchas del equipo itálico, y dejando boquiabiertos a los fanáticos azules que aún no comprenden qué fue lo que falló.

El futbolista asegura que firmó por el club que verdaderamente mostró interés por él, dejando entrever una crítica al manejo directivo de Azul Azul. A sus cercanos confesó que en la “U” le faltaron el respeto, primero con una oferta económica muy por debajo de su expectativa, y luego con cláusulas que incluso invadían su vida privada. Lo más llamativo de todo es que, salvo el técnico universitario Gustavo Álvarez, que solicitó públicamente su contratación, ningún dirigente ni tampoco algún funcionario del club azul haya dado explicaciones sobre las razones que hicieron caer la contratación del delantero.

Hasta ahora el silencio es sepulcral. Eso al menos públicamente, porque sí han hecho saber con trascendidos que todo se trataría de una vendetta de la agencia Vibra, la del empresario Fernando Felicevich, que habría reaccionado molesta ante el frustrado traspaso de otro de sus representados, el volante Matías Sepúlveda, al fútbol brasileño.

La “U” desestimó la oferta del Vitoria, luego de que ese club propusiera el pago de la cláusula de salida en cuotas. Con ello se cayó también el traspaso de Esteban Matus, también representado por Felicevich, desde Audax Italiano a la Universidad de Chile. En el cuadro itálico quedaron indignados y estudian una demanda para reclamar por un acuerdo que ya estaba sellado extraoficialmente, incluso al nivel de que el futbolista fue apartado del equipo perdiéndose el partido con la UC y siendo sometido a los exámenes de rigor con los médicos de la “U”.

Desde Argentina, el presidente de Audax, Gonzalo Cilley, criticó a la dirigencia de la “U” por la situación de Matus, pero también dirigió misiles por la “falta de interés” y el “mal trato” que habría recibido Eduardo Vargas en las negociaciones. ¿Por qué no responde Michael Clark? Seguramente porque  no está autorizado a decir la verdad. Quienes bajaron el pulgar y pusieron condiciones inaceptables para Eduardo Vargas no fueron otros que los verdaderos controladores de Azul Azul. El poder en las sombras, aquellos que operan con criterios estrictamente comerciales, y que se parapetan en la formalidad de los papeles oficiales, pero cuyas huellas ya han comenzado a aparecer en las investigaciones de la Comisión del Mercado Financiero en el marco del caso Sartor.

Vargas terminó fichando en Audax, el club que es dirigido formalmente por el empresario argentino Gonzalo Cilley, aunque bajo una clara influencia del representante Fernando Felicevich, como quedó demostrado en el reportaje de Informe Especial de TVN en 2023.

Si de algo ha servido el caso Vargas es para dejar aún más huellas de los poderes fácticos que operan en ambos clubes hoy enfrentados. Es una pelea de perros grandes, donde tanto Clark como Cilley aparecen como si fueran piezas de un juego de ajedrez, moviéndose según lo dicten los que de verdad manejan el tablero. No crea que es casual que justo en esta disputa se haya filtrado una foto antigua del presidente de Azul Azul con el exdueño de Ñublense, financista de la compra de Huachipato y socio de Victoriano Cerda, Patricio Kiblisky. Nada es casual.