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La columna de Fernando Tapia: “Salvar los muebles”

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POR Equipo Radio Pauta |

El periodista escribe que Jorge Almirón “se amurró y soltó la mano del equipo” en Colo Colo. Tapia apunta contra Blanco y Negro en el centenario del club y cree que si los albos ganan a la U “y al menos asegura presencia internacional para la próxima temporada, salvará los muebles”.

Jorge Almirón dejó de ser esta semana el técnico de Colo Colo. En rigor, el argentino se desentendió de su responsabilidad hace tres meses, cuando el pasado 20 de mayo el Ppesidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, lo despidió públicamente a través de los medios sin tener un acuerdo sellado por su millonaria indemnización.

El entrenador se amurró y soltó la mano del equipo. Se mostró abúlico y adoptó un comportamiento sospechosamente negligente, como queriendo forzar su despido con decisiones que estuvieron al límite del auto sabotaje. En todo este tiempo la concesionaria se ahorró algunos miles de dólares, pero perdió más de 90 días para revertir en algo el desastre deportivo en el que se convirtió el año Centenario.

Es increíble constatar cómo el club más poderoso del fútbol chileno, expuesto en su fragilidad financiera para dar un vuelco oportuno, se vio en la obligación de estirar la agonía de un proceso cuya defunción quedó certificada tras la eliminación de Copa Libertadores y la Copa Chile, además de las derrotas que lo apartaron definitivamente de la opción del  título de la Primera División. Pero como dice el dicho, todo lo que mal empieza acaba mal.

La crisis de Colo Colo no es sólo responsabilidad de Almirón. El que debería haber sido el año más espectacular del club en 100 años, con una inversión en su plantel jamás antes vista en la historia del fútbol chileno, comenzó con una revuelta de sus jugadores que, enfrentados con los dirigentes por los premios, obligaron al entrenador a tener que postergar la pretemporada, y alargar las vacaciones.

Ha sido el año en donde además la pelea por el poder entre los dos bandos enfrentados en Blanco y Negro llegó a los empujones y puntapies en pleno directorio, con el vergonzoso capítulo del presidente del club constatando lesiones en una clínica.

Lo peor, sin duda, la catástrofe del Monumental con dos hinchas muertos horas antes del pleito con Fortaleza por Copa Libertadores. Ese fue el punto de quiebre. De ahí en más todo fue cuesta abajo. Para reemplazar a Almirón, la apuesta segura era un interinato de Héctor Tapia, jefe de las divisiones inferiores. Pero como la desprolijidad reina a sus anchas en Macul, la decisión fue revertida ante la negativa de aceptar la única condición que puso el técnico para asumir mientras se encuentra un entrenador definitivo.

Tapia quería sumar a su equipo al preparador físico Juan Ramírez, el mismo que trabaja de manera particular con Arturo Vidal, y que este año se transformó además en el coanimador del jugador en su podcast, una de las tantas polémicas actividades que el volante ha exhibido fuera del fútbol, y que lo han mostrado más preocupado de sus emprendimientos que de liderar futbolísticamente al equipo. Claramente aceptar tal exigencia era contradictoria, y entonces lo de Héctor Tapia se cayó.

Hugo González y Luis Pérez finalmente se hicieron cargo. Por dos partidos, máximo tres, aseguró Mosa. Entre ellos está el clásico con la “U”. Con 10 fechas por jugar, Colo Colo está noveno en la tabla, a 20 puntos del líder, fuera de la opción del campeonato; a 10 unidades del tercero, es decir, también lejos de la Copa Libertadores; y a 2 del séptimo, último cupo para entrar a la Sudamericana del próximo año. Este último es el objetivo más a la mano. Si gana los clásicos con la “U”,  por el campeonato y el postergado duelo de la Supercopa (si es que se juega), y al menos asegura presencia internacional para la próxima temporada, salvará los muebles, que no es otra cosa que evitar el fracaso total.