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La columna de Fernando Tapia: “Que valga la pena el consuelo”

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POR Equipo Radio Pauta |

En su columna de opinión para Pauta, Fernando Tapia habla sobre el Mundial Sub-20 en Chile y cómo la ANFP ha puesto sus fichas en este torneo para salvar su “desolador panorama económico. No es poco lo que está en juego. Ello explica que la directiva del fútbol haya resuelto paralizar completamente la actividad profesional por más de un mes”.

Este sábado 27 de septiembre se dará inicio al Campeonato Mundial Sub-20 en nuestro país. El pitazo inicial será dos años después del duro golpe que significó para Chile el haber sido excluido, entre gallos y medianoche, de la organización de la Copa Mundial adulta de 2030, pese a que formaba parte de una postulación conjunta con Argentina, Uruguay y Paraguay. Los tres “socios” de Conmebol responsabilizaron a la FIFA de la polémica decisión, entidad que pronto compensó a la Federación Chilena con la sede del torneo juvenil.

A todas luces un premio de consuelo, que la directiva de Milad aceptó, dejando de lado la rabia y la vergüenza, para presentarlo como un supuesto éxito de su gestión, en medio de las abundantes críticas que surgieron por su nulo peso internacional ante la afrenta.

Dos años después de ese desagradable capítulo, Chile se apresta para albergar un quinto mundial de la FIFA -se suma al mundial adulto de 1962, el juvenil de 1987, el juvenil femenino de 2008 y el mundial sub 17 de 2015- con lo que se transforma en el país que más campeonatos mundiales de fútbol ha organizado en el continente sudamericano.

Resulta contradictorio que en medio del debate por la reforma a la ley de sociedades anónimas, que la ANFP ha resistido incluso acusando intervención del Estado en una actividad privada, el fútbol deba nuevamente agradecer al fisco la realización del evento.

Según cifras publicadas por el gobierno, casi el 80% del dinero invertido para la organización del torneo, focalizado en el mejoramiento de los estadios y canchas de entrenamiento en las cuatro sedes, será financiado por el Estado de Chile. Más de 13 mil millones de pesos que permitieron mejoras en los recintos deportivos para cumplir con el estándar FIFA. En otras palabras, sin los recursos fiscales no habría mundial.

La ANFP, que en nuestro país también maneja la Federación, enfrenta un desolador panorama económico. Es por eso que las últimas fichas están puestas en el éxito deportivo y financiero del torneo. No es poco lo que está en juego. Ello explica que la directiva del fútbol haya resuelto paralizar completamente la actividad profesional por más de un mes, privilegiando el Mundial Sub 20.

Es lo que nos queda luego de una tercera eliminación consecutiva de los mundiales absolutos. A pesar del abandono en el que está el fútbol joven, el equipo dirigido por Nicolás Córdova debe cargar con el peso de la urgente y necesaria renovación de nuestra Selección.

La esperanza es que aparezca una nueva impronta que renueve las expectativas y sirva para engrosar la lista de futbolistas que a partir del próximo año deberá asumir el relevo a nivel adulto. Pero el apremio no sólo es deportivo. Con las arcas vacías, la actual ANFP sigue empecinada en cerrar este año la venta de los derechos televisivos de las próximas clasificatorias, pese a que aún la FIFA no resuelve el formato para Sudamerica, que desde ya tiene a tres países clasificados por derecho propio.

Una buena actuación de Chile en el Mundial juvenil ayudaría a mejorar en algo el precio de venta, hoy casi en el suelo producto de los fracasos que significaron las eliminaciones consecutivas de las citas planetarias de 2018, 2022 y 2026.

Más allá de esta carga injusta, si es posible exigir que el equipo compita, que sea protagonista, que exhiba funcionamiento y personalidad. Que haga valer la condición de local. Que valga la pena el consuelo.