La columna de Fernando Tapia: “El Conce es de su gente”
En su columna de opinión para Pauta, Fernando Tapia habla sobre el retorno a Primera de Deportes Concepción. “Durante la época más oscura resurgió el sentido de identidad de sus hinchas (…) explotó un emocionante compromiso colectivo”, dice.
Deportes Concepción está nuevamente en la Primera División del fútbol profesional. Selló su ascenso en una dramática definición ante Cobreloa, otro grande que se extraña en la división de honor. De esta manera, el equipo “Lila” encontró su revancha tras casi una década de sufrimiento. Varios años en la que sus socios e hinchas fueron exclusivos protagonistas para evitar su desaparición, tras ser injustamente sentenciados con la desafiliación.
Fue en abril de 2016 cuando el Consejo de Presidentes de la ANFP declaró que la institución era inviable económicamente, debido a una deuda de más de 1800 millones de pesos. No hubo argumentos de fondo, sino sólo técnicos en esa decisión de los dirigentes de los otros 31 clubes (sólo votaron en contra Santiago Morning y, paradojalmente, Cobreloa, el rival en la final de la liguilla). Pero es bueno hacer memoria.
A Deportes Concepción le pusieron rueda con la complicidad de la directiva de Sergio Jadue, el expresidente del fútbol procesado por corrupción, y que hoy pretende dar cátedra desde Miami. Bajo esa nefasta administración, Concepción fue una de las instituciones “beneficiadas” con millonarios préstamos decididos a dedo por la ANFP, sin que se haya establecido que esos dineros hubiesen llegado al club.
Miembro de la directiva encabezada por Jadue era Nibaldo Jaque, el secretario ejecutivo de la corporación, el que a su vez era integrante del directorio de la concesionaria que dirigía los destinos del equipo, la sociedad anónima “Fuerza Garra y Corazón”. Es decir, un personaje sentado en los dos lados de la mesa. No fue el único método empleado.
Investigaciones posteriores establecieron que el propio Jaque, en su condición de alto dirigente de la ANFP, avaló con su firma ante una empresa de factoring que el club estaba en condiciones de hacer una cesión de crédito para optar a millonarios préstamos poniendo como garantía las cuotas futuras por los ingresos de los derechos de televisión. Dineros cuyos destinos tampoco fueron aclarados. En otras palabras, en la deuda del equipo sureño había una directa responsabilidad institucional de la propia ANFP. Pero esos antecedentes fueron obviados el día en que el Consejo de Presidentes decidió la desafiliación. El equipo fue abandonado a su suerte, condenado al fútbol amateur y a comenzar de cero.
Se suponía que el castigo era para la empresa concesionaria, aunque en los hechos se condenó a toda una ciudad y a los hinchas del popular equipo de la región. Fue allí donde surgió toda la fuerza de sus socios y miles de seguidores. Se organizaron y protagonizaron una constante e incansable lucha por regresar al profesionalismo. Denunciaron a los antiguos controladores, pero la justicia, la ordinaria y la del fútbol, les dio la espalda. Desde la quinta división, es decir, el último escalón de la actividad, protagonizaron un regreso épico, que se coronó el último fin de semana con su retorno a la Primera División.
Durante la época más oscura resurgió el sentido de identidad de sus hinchas. No hubo grandes empresarios ni mecenas, sino que explotó un emocionante compromiso colectivo, que ayuda a explicar la masiva y popular celebración en las calles de la ciudad. Un impulso que sólo se entiende desde la pasión y el sentido de pertenencia. Valores cada vez más extraviados en el fútbol de hoy, donde prima el negocio y la casi nula relación con la comunidad que representan. Por eso el ejemplo de Deportes Concepción y sus hinchas resulta alentador. Casi diez años después de aquel episodio triste, fueron sus hinchas los que lo trajeron de vuelta. Por eso, también, no es un eslogan decir que el Conce es de su gente.