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Tom antes de Brady: de 199 al número 1

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Twitter Tom Brady
POR Periodista Practicante |

Se define como un jugador “altamente mediocre”, pero ostenta el récord de yardas en Super Bowl. Comenzó en el béisbol y se convirtió en leyenda de los Patriots. Hoy se prepara para el touchdown de su vida.

“Hoy estoy aquí sentado, a un año de haberme operado el talón de Aquiles, en uno de esos momentos en que te preguntas ¿para qué estás haciendo esto?, ¿por quién y por qué lo estás haciendo? Siempre hay que saber responder con convicción, porque cuando la pierdes, ya es el momento de hacer algo diferente”, decía Tom Brady en un documental por Facebook, en 2018.

Hablar de deportes en Estados Unidos es hablar de Super Bowl. Hablar de Super Bowl es hablar de Vince Lombardi. Hablar de Vince Lombardi es hablar de un ente supremo. Pero cuando se trata del siglo XXl, hablar de un ente supremo es hablar de Thomas Edward Patrick Brady, Jr., ese jugador de que se ganó el apodo de “Tom, el terrorífico”. También “Touchdown Tom”. O “The G.O.A.T.”

De portadas como muchos y con la calidad de pocos, quien naciera el 3 de agosto de 1977 en San Mateo (California), trazó desde joven su propósito de llegar a la NFL. No importaba si el béisbol lo quería en sus filas. Cuando optaba por asistir a los shows de magia de Joe Montana, su vocación se reafirmaba. “Mi esposa habla cinco idiomas. Siempre le digo que yo hablo dos: inglés y fútbol”, diría en 2014.

En el campo de juego, sangre fría. Fuera de él, lo contrario. Más de alguna vez debió hacer frente a la frustración que le provocaba quedarse en el banquillo en sus primeras temporadas como parte de la Universidad de Michigan. No tenía la potencia suficiente en el brazo para elevar su nivel, decían sus entrenadores. ¿Qué dirán ahora?

Esa es la pregunta que el entonces joven de 23 años nunca se hizo, pero que constantemente repondió hasta convertirse en el creador del juego. “Una cosa que aprendí en la unversidad es que el entrenador decide quién juega, y cuando te llama para entrar a un partido, te juegas la vida”. Su nombre sonaba cada vez más fuerte. Los cazatalentos no escuhaban más que Brady. Si al decir “el 10” algunos pensaban en Pelé o Maradona, al decir “12” los veedores pensaban en él.

La oportunidad de la vida

Pero un día los pensamientos se transformaron en acciones, y quienes renegaban de su habilidad fueron los mismos que lo escogieron 199 en la sexta ronda del Draft de 2000. El camino por recorrer era largo. La banca que tanto intentó desviar de su camino volvería a situarse frente a él. Lo que no sabía era que una lesión del hasta entonces mariscal por excelencia de los Patriots, Drew Bledsoe, cambiaría su destino.

“Él nunca tuvo el físico para jugar en la NFL. Era algo delgado, parecía que nunca había entrado en un gimnasio y corría 40 yardas en 5,2 segundos, mucho más lento que los otros candidatos en el Draft”. Así describía el editor de Sports Illustrated, Don Banks, a Tom Brady en 2014, cuando faltaban solo días para una nueva edición del Super Bowl.

Desde el 23 de septiembre de 2001, el hombre cuya humildad podía ser confundida fácilmente con soberbia mal disimulada, se convirtió en titular indiscutido de los Patriots.

Contrario a las cualidades que comenzaba a mostrar, siempre se vio a sí mismo como un atleta lejos de los mejores. Por eso en el Super Bowl XXXVI, al ganar el primero de cinco anillos tras derrotar a los Saint Louis Rams, la sorpresa se plasmó en los rostros de aquellos que no confiaron en él. Luego de las primeras tres temporadas, la sorpresa se volvió costumbre. Brady era entonces indispensable para llegar al récord de 40-12 con los Pats. “Tienes que creer en el proceso. Tienes que creer en lo que estás haciendo para ayudar a que el equipo gane”, dijo “Touchdown Tom”.

Hacia 2007 el ánimo era distinto. Los jueces de la NFL le entregaban su primer MVP, pero la distinción no era un ticket a la final. El Super Bowl le fue esquivo, y una vez más estaba Bill Belichick para escuchar sus descargos. “Él ha sido un mentor en mi vida, un excelente entrenador. Me ha enseñado más que cualquier persona sobre el fútbol. Siempre he amado jugar con los Pats, y más aún, jugar para él”, dijo a ESPN en 2013.

El factor sorpresa siempre lo ha mostrado en cancha. Por eso en 2015, más que sorpresa, fue impacto. Aún mayor que cuando se separó de su esposa -quien esperaba un hijo de ambos-, para salir inmediatamente con la supermodelo brasileña Giselle Bundchen. Fue suspendido por cuatro fechas, luego de haber sido hallado culpable de disputar un partido contra los Colts con balones de baja presión.

De ese año a la fecha, solo en una ocasión Brady no ha llegado al Supertazón.  Aunque si de números se trata, uno en particular bien podría ser el la suerte. El tres. Con sus tres hijos, el tres que suman los dígitos en su dorsal y las tres finales disputadas de manera consecutiva. Misma cantidad de veces en que ha sido designado MVP de una temporada regular. Mismo día en que llegará a Atlanta para sumar un anillo más.

¿Coincidencia?