Economía

La década (casi) perdida de la Bolsa chilena

Imagen principal
POR Cristián Rodríguez |

Desde 2010, el IPSA acumula una rentabilidad de 6,5% real, muy por debajo de los altísimos retornos de los decenios precedentes. Analistas enumeran las causas detrás de este débil desempeño.

La temporada 2019 de la Bolsa chilena tiene, hasta el momento, un saldo negativo. Su principal indicador, el IPSA -que reúne a las 30 acciones con mayor presencia bursátil del mercado local- acumula una caída de 1,3% en lo que va del año. 

El resultado se basa en el débil desempeño de los títulos con mayor ponderación del índice que construye Standard & Poor’s. Si se toman los 10 principales, seis de ellos muestran caídas: Falabella, Copec, CMPC, Latam, Enel Chile y SQM-B. Y la mayoría tiene bajas de dos dígitos. La tendencia la rompen sobre todo los buenos números de las acciones bancarias.

La temporada bursátil 2019, curiosamente, está actuando como el espejo de una década. Su rentabilidad en términos reales ha sido acotada y mucho más baja que las dos décadas precedentes. Y su desempeño en dólares frente al índice promedio de mercados emergentes también ha sido inferior. Un escenario que la condena a estar pasando a la historia como una década perdida. O casi.

Cifras más que percepciones

En términos nominales, el IPSA ha rentado 40,5% en la presente década. Si el último día hábil de 2009 el indicador cerró en 3.581,42 puntos, el pasado 17 de septiembre lo hizo en 5.030,82 unidades. Una cifra que, a primera vista, no parece nada de baja, pero que si se corrige en términos reales -esto es, se le resta la inflación de la década, que a septiembre de 2019 suma 34%- bordea el 6,5%.

Pese a esto, la rentabilidad en la década actual es muy inferior a las décadas anteriores. En los 2000, el IPSA rentó 218% nominal. Como en esos 10 años la inflación en Chile subió 39%, su retorno real fue de 179%. Y en los noventa, las cifras fueron mucho más radicales: 1.146% de rentabilidad real (1.323% nominal, con una inflación en 10 años de 177%), lo que significa haber multiplicado más de 12 veces la inversión en esa década.

Cuando se compara el rendimiento de esta década frente a otros países emergentes de la región, el saldo no es tan negativo. Medido en dólares -para tener una divisa internacional que opere como común denominador frente a todos los mercados-, el IPSA apenas se ha movido en esta década (0,15%). Similar rendimiento muestra el MSCI Emerging Markets (2,7% al 17 de septiembre). Pero la bolsa mexicana ha caído 10%, la colombiana -29,3% y la brasileña -36%, todas medidas en dólares.

Las causas que ve el mercado

A juicio de diversos analistas, no existe un factor único que explique el débil rendimiento acumulado por la Bolsa de Santiago durante la presente década. Para Axel Christensen, chief investment strategist Latin America de BlackRock, hay varias hipótesis que sumadas podrían explicar que Chile “haya perdido el premio que los inversionistas le asignaban en comparación a otros mercados de América Latina y a emergentes en general”.

Una de ellas es que la economía chilena pareciera ser más dependiente que otras del comercio global y, particularmente, de la economía china. Y, por lo mismo, habría sentido más los efectos de la guerra comercial. Otra explicación estaría en la salida de inversionistas extranjeros de la Bolsa local, debido a que se han visto más atraídos por otros mercados, y de los mismos inversionistas nacionales, que han emigrado a activos de renta fija o inmobiliarios, que han mostrado buen desempeño en los últimos años. “Ante esta salida, se ha podido observar poco interés de compra por parte de institucionales y controladores. Los primeros, principalmente las AFP, han visto mayor número de transferencias a los fondos menos riesgosos (D y E), mientras que los controladores han visto más ventas que compras”, comenta Christensen.

Las reformas políticas aplicadas por los últimos gobiernos también habrían impactado en la visión de los inversionistas. “Desde 2010 a la fecha los impuestos a las empresas subieron de 17% a 27%, lo que obviamente ha impactado de manera relevante en sus resultados. Por otro lado, se han introducido mayores rigideces en el mercado laboral, junto con incrementos en el salario mínimo muy por encima de la inflación y de la productividad”, agrega Roberto Perales, gerente de inversiones de Compass Group Chile.

Inversiones menos rentables

Una cuarta línea explicativa está en la menor rentabilidad que están obteniendo en los últimos años las compañías chilenas por sus inversiones, debido a diversos factores, como la mayor competencia con empresas externas o la irrupción de nuevas tecnologías, que las han obligado a aumentar sus gastos para mantenerse vigentes.

“Si miramos la rentabilidad de las compañías, medidas como retorno de capital (ROE, por su acrónimo en inglés), vemos que llegaron a su máximo el año 2010, para luego decrecer levemente hasta 2015, donde se empieza a ver un cambio de tendencia al alza, pero sin recuperar los niveles de 2010. Eso quiere decir que, a pesar de que las compañías en Chile han seguido invirtiendo, sus inversiones han rentado menos que en el pasado”.

Otras dos fuentes consultadas por PAUTA para este artículo, pero que prefirieron mantener sus nombres en reserva, entregaron algunas hipótesis complementarias. La primera es que el freno del IPSA se explicaría también por los problemas o desafíos que están viviendo compañías que tienen un peso muy relevante en este índice. En concreto, cuestionamientos provenientes del mercado sobre la viabilidad de largo plazo de sus modelos de negocios, exposiciones relativamente altas a países con problemas políticos que parecen sin solución (como Argentina) y recurrentes aumentos de capital millonarios que han mermado una parte de la confianza de los inversionistas.

Adicionalmente, se menciona la decepción con el actual Gobierno del Presidente Sebastián Piñera debido a la brecha entre las expectativas que se habían generado sobre la promoción del crecimiento y la inversión, y las cifras reales. Sin embargo, una de estas fuentes precisa que esta línea explicativa debe ser considerada con cuidado, ya que países con mayores niveles de incertidumbre política en la región, como Brasil o México, no han sufrido castigos superiores en sus precios.

No llueve, pero gotea

Junto con el débil desempeño en términos de retornos, la actividad de la Bolsa también ha ido decayendo en materia de aperturas. Mientras en la primera mitad de la década actual se realizaron 10 de estas transacciones, en la segunda parte se concretaron solo seis. En términos de montos, el saldo es similar. Tanto entre 2010 y 2014, como entre 2015 y 2019, se levantaron alrededor de US$ 2 mil millones. Sin embargo, la mitad de lo recaudado en los últimos cinco años se levantó en solo una operación: el debut de Cencosud Shopping, ocurrido a fines de junio de este año, que recaudó US$ 1.054 millones: fue la mayor apertura bursátil de la historia. 

Entre los equipos de finanzas corporativas se repiten las razones que explican la menor actividad en aperturas en los últimos años. La primera tiene un carácter estructural. En Chile existe un número finito de empresas que cuenten con un tamaño adecuado para realizar este tipo de operaciones.

En los últimos meses, también se ha sumado otro elemento: la incertidumbre de los mercados, en medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. De hecho, este fue el motivo que citó Athena -la filial chilena de la empresa de carnes Minerva- para suspender su debut en mayo de este año. Una razón que todavía sigue penando en los mercados.