Economía

Chile cambió: la economía crecerá al 2%, con más gasto fiscal y mayor déficit

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El subsecretario de Hacienda, el ministro de esa cartera y el director de Presupuestos en la sesión de la comisión Especial Mixta de Presupuesto. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

El Gobierno ajustó a la baja sus proyecciones de expansión para este y el próximo año. Ahorros de fondos soberanos serán clave para financiar la agenda impulsada por la crisis.

El resumen podría caber en tres calificaciones: un país con una importante desaceleración económica, menos rico y más endeudado. Si bien el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, no usó estos conceptos al actualizar el escenario fiscal ante la Comisión Especial Mixta de Presupuestos del Congreso, sí señaló que las cifras que presentó “son números realistas” y advirtió que “lo que tenemos acá es una trizadura en el primer piso, en el cimiento fundamental de cualquier crecimiento económico, que son sus instituciones”.

En un ajuste inédito en la recta final del debate presupuestario, el Gobierno sinceró el impacto económico de la crisis social. De partida, rebajó de 2,6% a 2% la estimación de crecimiento para el año en curso y de 3,3% a 2,3% la proyección para 2020, año en que además el consumo se ajusta de 3,6% a 2,3%. Esta desaceleración se traduce en un retroceso de 3,2% en los ingresos tributarios originalmente proyectados para el año próximo.

El problema es que con estos menores ingresos, hay que financiar el mayor gasto. El titular de Hacienda solicitó que el Congreso autorice US$ 1.272 millones adicionales para financiar la agenda social anunciada por el Presidente Sebastián Piñera (que se concreta con diversas medidas legislativas) y también la reconstrucción del Metro. 

De este modo, el gasto comprometido en el Presupuesto 2020 se eleva del 3% inicial a 3,8%, pero considerando los nuevos parámetros presentados y la agenda social, el gasto del gobierno central en 2019 crecerá 3,4% y para 2020 ascenderá 4,4%.

¿Cómo se financia?

El ministro explicó que en el mayor gasto influye también la decisión de excluir parte de los ingresos de la reforma tributaria que originalmente habían sido considerados en el presupuesto. Esto, luego de que el Consejo Fiscal Autónomo señalara que “los ingresos que no están asegurados no deben ser considerados como parte de ingresos para el presupuesto”.

El director de Presupuestos, Rodrigo Cerda, explicó que el financiamiento proviene de rebajas equivalentes a 5,5% del gasto corriente (de operación) en todas las partidas del presupuesto, por un toral de US$ 140,9 millones. Se agregan US$ 181,2 millones provenientes de recortes específicos por ministerio. Por ejemplo, en Economía se rebajan recursos para la nueva unidad de “economía del comportamiento”; en Relaciones Exteriores, a la fundación Imagen de Chile; en Defensa, a un proyecto asociado a helicópteros; en Deportes, a la construcción de un centro Elige Vivir Sano.

Adicionalmente, en el Gobierno están buscando nuevas fuentes de recaudación y, dentro de ese contexto se insertan las negociaciones con la oposición para impulsar un impuesto a los capitales inmobiliarios.

En el caso de la recontrucción del Metro, el ministro de Hacienda precisó que los US$ 350 millones que se requieren no constituyen “más gasto”, sino una inyección de capital a la empresa pública.

Consultado sobre los US$ 600 millones que restan, precisó que se trata de déficit fiscal cuyo financiamiento proviene del Fondo de Estabilización Económico y Social (FEES), uno de los fondos soberanos que “fue diseñado con este propósito, de contribuir a financiar déficits”. Añadió que también se recurrirá al FEES para financiar US$ 850 millones de mayor déficit fiscal este año.

Ante peticiones de mayor gasto por parte de la oposición, la autoridad recordó la regla de oro de la responsabilidad fiscal: los gastos permanentes se financian con ingresos permanentes. Advirtió que lo contrario “es hacerse trampa”, ya que implicaría adoptar medidas que después puedan quedar desfinanciadas.

Incumplimiento de la regla

Con el mayor gasto de la agenda social y la exclusión de los recursos de la Reforma Tributaria, la proyección del balance estructural se mantiene en -1,4% del PIB en 2019, pero sube a -1,7% del PIB en 2020.

Ahora, si a este escenario se le aplican los ajustes en las expectativas macroeconómicas -aunque hay que considerar que aún falta la actualización del PIB tendencial solicitado a los expertos-, la proyección del déficit estructural llega a -1,2% del PIB en 2019 y -1,9% del PIB en 2020. En cuanto al déficit efectivo, para el año en curso se deteriora a -2,3% del PIB y en 2020 a -2,9%.

Estas cifras, en la práctica, reconocen el incumplimiento del compromiso de consolidación fiscal adoptado al comienzo de la administración, que implicaba reducir el déficit estructural a un ritmo de 0,2% del PIB por año. Una promesa, eso sí, hecha en un contexto macroeconómico, político y social completamente distinto.