Economía

El nuevo modelo que propone la FNE para abaratar los medicamentos

Imagen principal
El Fiscal Nacional Económico, Ricardo Riesco, informó de los resultados del estudio de mercado que duró un año y medio. Crédito: FNE
POR Marcela Gómez |

La FNE plantea un sistema centrado en la competencia por precios, haciendo obligatoria la receta sin marcas. Estima ahorros de hasta US$ 380 millones para los consumidores.

Luego de un año y medio de investigación, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) puso en consulta el estudio de mercado sobre medicamentos, el análisis más completo que se ha realizado sobre la producción de medicamentos, su distribución y acceso por parte de los consumidores. En sus conclusiones, la entidad propone una profunda reforma al modelo vigente, cuyo norte es elevar la competencia y reducir los precios que pagan los consumidores. 

“Proponemos una reforma estructural que modifique la manera en que actúan los laboratorios, los médicos y las farmacias, cambiando la dinámica de la industria e introduciéndole más competencia”, precisó el fiscal nacional económico Ricardo Riesco, al detallar 14 recomendaciones que serán formalmente propuestas al Ejecutivo tras finalizar la consulta pública del texto, el 20 de diciembre próximo.

La FNE estima, en forma conservadora, que implementando tales cambios se puede lograr un ahorro de entre 20% y 40% en promedio en el precio de los medicamentos que se vendan en farmacias y que tengan alternativas bioequivalentes. Esto significaría un impacto total anual de entre US$ 76 millones y US$ 380 millones de ahorro para los consumidores.

Precios, no marketing

¿Por qué el mercado de los medicamentos requiere estos cambios? Según la FNE, porque básicamente el mercado sigue compitiendo por marcas y no por precios, destinando un gran esfuerzo en marketing al igual como ocurre cuando se venden autos o vestuario. La política de bioequivalencia no logró revertir este principio porque sólo atacó una parte del problema. 

Aludiendo a lo anterior, Riesco enfatizó que ello explica “porqué los laboratorios crean marcas de medicamentos e invierten fuertemente en marketing con el objeto de convencer a los médicos; porqué los médicos prescriben los medicamentos de marca promovidos por los laboratorios y porqué los pacientes, que confían ciegamente en sus médicos, solicitan medicamentos de marca en sus farmacias”. 

De hecho, la FNE detectó que el 80% de los medicamentos inscritos en Chile aún no tienen alternativas bioequivalentes y que los laboratorios realizan inversiones superiores a los US$ 200 millones al año para promover sus marcas entre los médicos, quienes recetan tales productos a sus pacientes en vez de otras alternativas técnicamente equivalentes y más baratas.

Un nuevo modelo

La reforma que propone la FNE busca cambiar este modelo, incentivando la competencia por precio, profundizando la política de bioequivalencia y prohibiendo todo tipo de “incentivos” o pagos adicionales. 

Así, se propone que los médicos deban obligatoriamente prescribir medicamentos según su denominación común internacional (DCI) y no por marca. Además, plantea crear un sistema único nacional que conecte doctores y centros de salud con las farmacias mediante recetas electrónicas.

Un segundo ámbito apunta a un cambio en la forma en que venden las farmacias: estarán obligadas a entregar el medicamento más barato de acuerdo con la receta (habitualmente, un bioequivalente) y podrán sumar una tarifa fija por sus servicios. Con esto, se terminan los programas de fidelizacion de marcas y descuentos asociados al alza en la venta de un producto.

Modelo de la FNE para la primera etapa del funcionamiento del mercado farmacéutico con los cambios propuestos. La sigla DCI corresponde a “Denominación Común Internacional” o nombre generico. Fuente: FNE

La FNE estima que esto significaría que los medicamentos más caros tenderían a abaratar sus precios, junto con facilitar el acceso de las personas a los remedios y reducir las barreras de entrada a los nuevos laboratorios, que tendrían esta “vitrina” para llegar al mercado. En esta misma línea, respaldan la venta vía internet de remedios que no requieren receta (que ya realizan dos cadenas de farmacias) y en comercios.

Cambios al sector público

Un tercer componente es el sector público. Por un lado, se propone fortalecer a las entidades regulatorias, simplificar y agiliza la certificación de bioequivalencia, “premiar” al primer genérico en entrar al mercado, asegurar un registro más expedito para medicamentos que se vendan en otros países y crear una política de difusión de información sobre medicamentos, para evitar que sean los laboratorios quienes informen e influyan sobre los médicos.

Como comprador, el Estado hoy logra precios 70% inferiores a los que obtienen las cadenas farmacéuticas, pero apenas el 40% de los montos son licitados y el resto se adquiere mediante trato directo. La FNE plantea se requerieren procesos de compra más competitivos y también reducir la opacidad en las decisiones que realizan los comités de compra en cada hospital (el menos con actas públicas y explicitación de conflictos de interés), un rol más fuerte de Cenabast y criterios de costo-efectividad vinculantes.