Economía

Las malas noticias del Banco Central para hogares, empresas y bancos

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Sector oriente de Santiago vive rebrote tras fin de cuarentena. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Esta crisis es mayor que las anteriores y la banca tiene menos holguras para hacer frente a impagos más masivos debido al desempleo y al confinamiento.

La contracción económica asociada a la crisis sanitaria está materializando uno de los principales riesgos previstos por el Banco Central: el deterioro del mercado laboral. Un alza del desempleo no solo afecta a los hogares que lo sufren, sino también eleva su deuda con la banca.

Esto es parte del panorama que considera el Informe de Estabilidad Financiera del primer semestre, presentado por el presidente de la entidad, Mario Marcel, ante el Congreso. 

En general, el análisis estuvo exento de buenas noticias: las empresas también están bajo fuerte presión y los problemas de liquidez podrían conducir a inconvenientes de solvencia si la crisis se extiende, lo que, de nuevo, podría generar pérdidas relevantes para los bancos.

Si bien el sistema bancario está en una buena posición de solvencia, el Banco Central advierte que, respecto de crisis anteriores, el tamaño del shock actual es sustantivamente mayor y la banca tiene menos holguras de capital. Este escenario explica la sorpresiva solicitud de la entidad monetaria al FMI de abrir una línea de financiamiento por US$ 23.800 millones para usarla si es necesario.

Los hogares en problemas

El informe detalla que el alza del desempleo se registra en un contexto en el que la deuda total de los hogares llegó a 52% del PIB al primer trimestre de 2020. Estos compromisos se centran fuertemente en créditos para vivienda, apreciándose una desaceleración en los componentes no hipotecarios.

Hoy se aprecia no solo una menor demanda por créditos, sino también menor disponibilidad de los bancos a otorgarlos. En general, el desempleo redunda en una mayor mora en créditos de consumo que hipotecarios.

Si el desempleo se mantuviera en 11% durante un año y la destrucción de empleos se concentra en construcción, comercio y otros servicios (y sin considerar las medidas anticrisis adoptadas), el Banco Central estima que los deudores bancarios vulnerables pasarían del 20% actual al 31%. Esto llevaría a un mayor impago bancario, el cual medido como deuda en riesgo pasaría desde 1,1% del PIB actual a 2,3% del PIB.

Para un escenario con 14% de desempleo durante un año, la deuda en riesgo podría llegar a 3,4% del PIB, un punto porcentual por sobre lo visto durante la crisis financiera global.

Banca y empresas

El IEF plantea que si se concreta la proyección para la actividad anual de entre -1,5% y -2,5%, ello producirá un deterioro en los indicadores financieros de la banca, debido al aumento en la morosidad. Y advierte que dicha contracción es similar a la que se emplea en los ejercicios de tensión que miden la resiliencia bancaria. Se suma la relativa menor capacidad de la banca para enfrentar un mayor deterioro de la situación actual.

En el caso de las empresas, la crisis deteriorará su posición financiera, limitando su capacidad de pago. La deuda empresarial llegó a 131% del PIB al primer trimestre de 2020, más alta que en el promedio de los países emergentes, pero cuyo avance se explica por la depreciación del peso.

El análisis del BC estima que una fracción de las firmas de mayor tamaño (relevantes en generación de empleo, en sus encadenamientos productos y su posición en los portafolios de los bancos) necesitará financiamiento adicional desde la banca al no poder financiarse mediante bonos.

Esto podría restar espacio para el financiamiento bancario a empresas de menor tamaño y a otras firmas que han aumentado su dependencia de la banca tras el estallido social. Por ello, la entidad estima “fundamental avanzar en la activación del mercado de bonos, para ampliar las fuentes de financiamiento para el sector corporativo”.

Para estimar qué espacio tienen las empresas, el BC hizo un ejercicio de tensión con una muestra de 30 empresas que reportan a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que representan cerca de 25% de los activos consolidados del sector corporativo a septiembre del 2019 si se excluye a aquellas de servicios financieros, minería y estatales. Si los ingresos de dichas firmas se redujeran a la mitad, la mayoría de ellas podría solventar sus gastos por más de seis meses, pero no lograrían ese estándar en una situación más estresada, donde los ingresos fuesen iguales a cero.

En otro ejercicio en que se simula una caída de las ventas durante cuatro meses, acumulando una baja de 10% promedio, las firmas con flujos negativos (que tienen más gastos que ingresos) aumentaría entre 50% a 60% en comparación con la realidad del segundo trimestre de 2019.