Economía

Patrick McGinnis alerta sobre inversiones digitales: “El FOMO más la especulación es una fórmula para el desastre”

POR María Alejandra Gallardo Contreras |

En Radio Pauta, el creador del concepto FOMO, Patrick McGinnis, advierte que el miedo a quedar fuera está acelerando decisiones impulsivas en criptomonedas, IA y startups. Pide esperar 24 horas antes de invertir y estudiar los hechos.

En Mercado Central de Radio Pauta conversamos con Patrick McGinnis, inversionista, autor y creador del concepto FOMO, acrónimo de Fear of Missing Out, que en español se traduce como “miedo a quedarse fuera”, quien analiza cómo ese impulso emocional se ha convertido en un motor del mercado digital actual: desde las criptomonedas hasta la inteligencia artificial.

McGinnis explica que el FOMO no nació con Instagram ni con TikTok: está en el cerebro humano desde hace miles de años.

El miedo a quedarse fuera: cómo el FOMO distorsiona decisiones de inversión

Originalmente estaba asociado a la supervivencia dentro de un grupo; quedar fuera podía significar morir. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el miedo ya no es físico, sino emocional, y se dispara porque nos comparamos con otros todo el tiempo a través de redes sociales, influencers y anuncios.

Esa ansiedad social, trasladada a la economía digital, genera decisiones de inversión aceleradas y sin análisis. Por eso McGinnis advierte que “el FOMO más la especulación es una fórmula para un desastre”, en referencia a personas e instituciones que ponen dinero sin entender qué compran, y alimentan burbujas como la de los NFTs, el auge del cripto o proyectos de IA sin modelo claro.

Impulsos, burbujas y una regla para sobrevivir

El FOMO opera como un algoritmo biológico: genera dopamina, porque promete recompensa, y adrenalina, porque tememos quedar afuera. Esa mezcla altera la racionalidad y empuja a invertir por impulso. McGinnis advierte que esto eleva los precios sin valor real detrás y encubre proyectos sin fundamentos.

Para evitarlo, recomienda una estrategia simple: esperar 24 horas antes de tomar cualquier decisión financiera. Según el autor, ese tiempo permite bajar la intensidad química del impulso, estudiar los riesgos, buscar información y distinguir oportunidades reales de promesas vacías.

En una época donde la presión social también gobierna los mercados, pensar antes de invertir podría ser el único antídoto contra el miedo a quedarse fuera.