Economía

La brecha salarial de género retrocede en el papel, no en la realidad

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Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Los datos del INE mostraron que la diferencia entre lo que ganan hombres y mujeres se redujo al menor porcentaje desde 2010, pero hay evidencia preocupante sobre el verdadero motivo de ese “avance”.

Todos los años, el INE aplica un módulo especial en su encuesta de empleo del trimestre octubre-diciembre para conocer qué está pasando con los ingresos de los trabajadores. Esa información revela que aunque el ingreso promedio mensual en 2020 fue de $635 mil, si se descompone esa cifra se ve que la mitad de las personas que estaba trabajando en ese periodo ganaba $420 mil mensuales o menos. Y otro dato: uno de cada cuatro trabajadores obtenía apenas $100 mil mensuales.

A pesar de la pandemia, estas cifras no son muy distintas respecto de 2019, salvo en lo que se refiere a las mujeres. En su comunicado, el INE precisa que los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en $692 mil y $450 mil, respectivamente, versus los $551 mil y $400 mil de las mujeres. Con ello, la brecha de género en materia salarial fue de -20% para ellas, pese a que sus salarios aumentaron en $44 mil respecto de 2019.

El dato fue sorpresivo, porque esa brecha fue de -28% en 2019 y era de -32% en 2010. ¿Es un avance histórico para las mujeres y significa que en la pandemia los sueldos que ellas perciben tendieron a equipararse a los de los hombres y que mejoró su acceso a empleos de calidad? 

En un foro organizado y transmitido por Icare, el director del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC UDP), Juan Bravo, puso pausa. Dijo que ese dato hay que analizarlo, porque la noticia no es tan positiva como aparece a simple vista.

Recordó que la pandemia implicó cambios en la composición del empleo. “El impacto fue desigual y las más afectadas fueron las mujeres, especialmente las que no cuentan con educación superior”, mencionó el economista. Para el trimestre en que se levantaron los datos, el empleo en ese segmento sin estudios superiores cayó 24%, mientras que para los hombres en igual condición retrocedió 13%. Esto significa que sube el peso estadístico de quienes tienen educación superior, que habitualmente además se emplean en trabajos de alta calificación con salarios promedio de $977 mil, versus los $422 mil de quienes tienen enseñanza media.

Además, los empleos “protegidos” en la pandemia -que pueden realizarse a distancia o en forma remota- también en su inmensa mayoría (80%) son ejercidos por quienes tienen estudios superiores. Las mujeres asalariadas han liderado estas ocupaciones: los datos para el trimestre abril-junio muestran que del total de teletrabajadores, 27% son mujeres y 11% hombres.

“El empleo que se destruye principalmente es el de personas con menos calificación y salarios bajos. Esto genera el efecto de subir los ingresos laborales promedio de quienes están trabajando. Este efecto positivo en los ingresos ocupacionales no es por una buena razón, sino que tiene que ver con una destrucción muy profunda [del empleo], especialmente de mujeres que no tienen educación superior completa”, resumió.

Proveedores del hogar

En los datos que presentó el director del OCEC, también hay algunas buenas noticias. Si bien es cierto que en la pandemia el empleo de las mujeres muestra un retroceso mayor al de los hombres, es importante diferenciar cuál es el rol que ellas cumplen en sus hogares, ya que eso determina su comportamiento laboral.

Quienes son los principales proveedores del hogar, independientemente de su género, tienen tasas de participación laboral significativamente mayores que quienes no tienen ese rol, por su responsabilidad en el sustento económico familiar. Por ejemplo, esa tasa es del 60% para las mujeres proveedoras y de 37% para las demás. 

“Las mujeres que son las proveedoras principales de sus hogares ya recuperaron sus niveles de empleo prepandemia. No solo eso. Las últimas cifras del INE para el trimestre terminado en junio muestran que [el empleo de ese segmento] ha crecido 11% respecto de la situación antes de la pandemia”, sostiene. Alerta que, por el contrario, existe “una debacle” en las mujeres que no son proveedoras principales, donde el nivel de empleo cae 28% respecto de la realidad antes de la pandemia.