Economía

El desempleo femenino entra a pabellón

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Personas buscando oportunidades en una feria de empleo. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

En el trimestre marzo-mayo de 2019 la desocupación llegó a 7,1%, pero entre las mujeres fue de 8,2%, la cifra más alta para este periodo desde 2012. El menor dinamismo económico explica parte del problema.

Negativas noticias para las mujeres se registraron en la Encuesta Nacional de Empleo para el trimestre marzo-mayo de 2019, informada por el INE. Esto porque si bien la tasa de desempleo general se mantuvo en 7,1%, levemente superior al 7% de igual periodo de 2018, la realidad de las mujeres que perdieron su empleo o las que buscan trabajo por primera vez es más desalentadora, ya que la tasa de desempleo femenino se elevó a 8,2%, la cifra más alta para este trimestre desde 2012. 

El dato opaca avances registrados en esta encuesta, cuyo marco muestral está en proceso de actualización según ha reconocido el INE. Uno de ellos es que la participación laboral femenina (el porcentaje de las mujeres disponibles a trabajar respecto del total en edad de hacerlo) llegó a 49,8%, la cifra más alta desde que hay registro.

El analista económico senior de Clapes UC, Juan Bravo, explica que, según estos datos, en la comparación entre los trimestres marzo-mayo de 2018 y de 2019 la ocupación de las mujeres se incrementó 2,7%, pero su tasa de desempleo subió 4%. “Estas cifras no son positivas, porque revelan que las mujeres no están logrando una inserción laboral efectiva, aun cuando su participación laboral ha crecido”, comenta. 

Añade que, medido de igual modo, en el último año se sumaron 12 mil mujeres a las cifras de desempleo: 7.800 cesantes y 4.300 que buscan trabajo por primera vez.



 

El economista atribuye las causas a una diversidad de factores culturales, sociales y legales, que subyacen en la brecha de género que existe en el ámbito laboral. “Además, probablemente el bajo crecimiento económico puede estar afectando más a las mujeres. Cuando se aprecian más holguras laborales y los puestos de trabajos se vuelven más escasos, los grupos que usualmente están más excluidos (como jóvenes y mujeres, entre otros) enfrentan situaciones aún más desventajosas que en periodos de crecimiento estable”, dice.

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Además, en un escenario económico más débil como el actual, “si el empleador tiene que escoger, es posible que prefiera contratar hombres que aún resultan menos costosos debido a razones legales, como las referidas a la sala cuna”.

El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, coincidió con este último punto al abordar lo que ocurre con la desocupación de las mujeres e instó a aprobar el proyecto de ley sobre sala cuna. “El proyecto precisamente lo que garantiza es que cualquier mujer, si trabaja en empresas grandes, pequeñas o medianas, o con muchos hombres o pocos hombres o con muchas mujeres o pocas, tendrá cobertura y podrá dejar a sus hijos en una sala cuna. Eso va a abrir las puertas de trabajo a muchas mujeres, y es el mejor proyecto que podemos fomentar para que fomentemos el empleo femenino”, sostuvo.