Economía

Hacienda contiene presiones mientras el Banco Central despeja el camino

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El pdte del Banco Central, Mario Marcel; y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

La tasa de política monetaria volvió a reducirse (1,75%) y podría seguir a la baja. Mientras, el ministro Felipe Larraín batalla por acotar las exigencias de mayores recursos.

En momentos de tensión social, la coordinación monetaria y fiscal tiene que ser más fina que nunca. Y eso se ha visto en las señales que han entregado Hacienda y el Banco Central en esta coyuntura. El primero, conteniendo las presiones por mayor gasto y trabajando por un reordenamiento significativo de la prioridades políticas. El segundo, manteniendo el ritmo de reducción de la tasa de política monetaria (TPM) y señalizando su voluntad de realizar nuevos recortes hacia futuro.

Aunque la rebaja de la TPM de 2% a 1,75% era un paso esperado por el mercado, el ente monetario también se hizo cargo de describir el panorama que se viene para la actividad, algo que el titular de Hacienda, Felipe Larraín, no ha tenido espacio para hacer, concentrado en explicar la agenda social anunciada por el Presidente Sebastián Piñera para hacer frente al descontento.

En su comunicado, el Consejo del BC afirma que los hechos recientes “han tenido efectos acotados en los mercados financieros locales, con una depreciación del peso y ajustes en el mercado de renta fija. La bolsa presentó descensos algo mayores”. Añade que en el corto plazo “la actividad se verá afectada por la paralización parcial del país y el daño a la infraestructura”, pero que en el mediano plazo “los efectos dependerán de la magnitud y velocidad de la reconstrucción, el impacto sobre las expectativas y los efectos de las medidas anunciadas por el gobierno”.

El economista jefe de Itaú, Miguel Ricaurte, destacó que no obstante que “al cierre del tercer trimestre la actividad se consideró robusta, el Banco Central optó por dejar la puerta abierta a nuevos recortes considerando los eventos recientes, que en algún momento podrían demandar algo más de estímulo monetario”. Es decir, habrá ayuda extra para la reconstrucción con financiamiento a tasas bajas.

El rol de contención de Hacienda

Desde el anuncio presidencial, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha jugado el rol de contener las presiones por una modificación más profunda de la agenda legislativa del Gobierno. En esa línea, el economista descartó pronunciarse sobre si la reintegración se retirará del proyecto de Reforma Tributataria.

“Ya habrá momentos para conversar esos temas, nosotros esperamos un acuerdo. Este es el momento de implementar esta agenda social y ya habrá momento. El tema del financiamiento es algo que tenemos cubierto, afortunadamente, porque hemos sido responsables. Entonces, el tema del detalle de la Reforma Tributaria lo vamos a ver”, dijo en Cooperativa. También descartó desglosar de la reforma de pensiones los reajustes para los jubilados más pobres, de manera de agilizar su aprobación, precisando que se puede conversar, pero la idea es no dejar atrás las medidas para las pensiones de la clase media.

En sectores oficialistas apuntan a que el ministro está 100% jugado en encapsular las presiones por mayor gasto fiscal y por un reordenamiento profundo de las prioridades del Ejecutivo. Su apuesta va más bien por articular la nueva agenda social en el marco de los proyectos de ley en curso y sumar el menor numero de “temas nuevos”.

Sin embargo, la exigencia de más recursos fiscales es insoslayable. Las medidas anunciadas por el Jefe de Estado implican US$ 1.200 millones para 2020, de los cuales la mitad se financian con un mayor déficit fiscal, más US$ 440 millones en reasignaciones presupuestarias (desde partidas aún no identificadas, pero asociadas a programas con evaluaciones deficientes) y otros US$ 160 millones con el nuevo tramo de impuesto Global Complementario (tasa del 40%) para quienes perciban rentas sobre los $8 millones mensuales.

Crece el déficit

Según el gerente de estudios de Gemines, Alejandro Fernández, el déficit adicional de US$ 600 millones equivale al 0,2% del PIB, que abultará la deuda efectiva prevista de 2% del PIB en 2020. En cuanto a la medida estructural, estima que el año próximo habría una pausa en el proceso de convergencia y un déficit efectivo mayor. “Había buenas razones antes de la crisis (la debilidad de la economía) y mejores razones hoy para justificar una desviación del compromiso de convergencia que asumió el Gobierno. Hay que pensar que esto debe ser transitorio y no una situación de incumplimiento permanente”, comenta.

Añade que “no es fácil juntar estas presiones por más gasto y los compromisos que está haciendo el Gobierno con la mantención de equilibrios fiscales, al menos a mediano y largo plazo, sin recursos permanente fruto de una mayor tributación”.

El ex subsecretario de Hacienda y académico de la Universidad de Chile Alejandro Micco comenta que el financiamiamiento de las medidas anunciadas en general van en línea correcta, ya que “la situación justifica cambiar el guarismo del balance estructural por dos años”. A su juicio, la reforma de pensiones debiera haber estado financiada en el mediano plazo, de modo que el adelantamiento de los beneficios y aumento de algunos de ellos se puede financiar con un déficit mayor. 

No obstante, cree que mantener la reintegración en la Reforma Tributaria sería equivocado. “Si fuera el caso, se está aumentando el impuesto a las rentas del trabajo pero bajando el de las rentas del capital, que se retiran [con una tasa] de 44,45% a 40% para el tramo más alto. Esto es difícil de explicar en una situación como la que estamos viviendo”.