Economía

La reintegración tributaria comienza a latir

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El debate tributario tuvo lugar en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

El llamado “corazón” de la reforma impositiva impulsada por el Ejecutivo fue aprobado en la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja´. El DC Pablo Lorenzini fue el voto dirimente y despertó críticas en el resto de la oposición.

Transcurrieron 347 días entre que el proyecto de modernización tributaria ingresó a trámite legislativo y se logró aprobar en primera instancia lo que se ha calificado como su corazón: la plena reintegración del sistema, el principal objetivo del Gobierno.

Esto se logró este lunes 5 de agosto, luego de que la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobara expresamente reintegrar el sistema y eliminar el régimen de renta atribuida, uno de los creados en la reforma tributaria de 2014. De consolidarse esta medida en futuros pasos legislativos, los dueños de las empresas deberán tributar solo por las rentas que retiren de sus empresas (hoy deben hacerlo por todas las generadas, ya sea que las retiren o no) y podrán usar el 100% de esos pagos al saldar sus impuestos personales.

En ambas votaciones la decisión del DC Pablo Lorenzini fue crucial al sumarse al oficialismo en un total de siete votos a favor, mientras su correligionario José Miguel Ortiz se mantuvo en el rechazo con el resto de la oposición (seis votos). El voto del parlamentario por Maule fue duramente criticado por sus colegas opositores.

En una sesión tensa, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, deploró que en las intervenciones de los parlamentarios se formularan “toda suerte de descalificaciones, incluso morales, a la reintegración”. Detalló que la medida no beneficia a las empresas, sino a las personas, de las cuales casi 570 mil están en tramo exento del impuesto a la renta. “No son los más ricos de Chile”, aseguró. Añadió que el proyecto no disminuye la recaudación, sino que la aumenta con US$ 400 millones adicionales en régimen.

Un tercer aspecto del proyecto quebró la división política para generar unanimidad: el nuevo régimen especial para las empresas de menor tamaño, que ahora se denominará pro-pyme y que considera diversos mejoramientos negociados directamente entre Hacienda, las organizaciones pymes y la DC.