Economía

Lo peor de la crisis ya habría pasado, pero la reactivación será lenta

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El comercio ha sido uno de los sectores más afectados por el estallido social. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Analistas coinciden en una recuperación en forma de U. Y que si la actividad del próximo año se mide en doce meses, habrá varios registros negativos o en torno a cero.

Menos intenso que el supuesto fue el impacto de corto plazo del estallido social en la economía. Pero eso no significa que la economía se encamine a una recuperación rápida. Así lo estiman analistas de mercado tras revisar las últimas cifras económicas, con un Imacec de noviembre que mostró un crecimiento de 1% respecto del registro de octubre, y con tasas de desempleo que se mantuvieron relativamente estables (6,9% en el trimestre terminado en noviembre respecto del 7% inmediatamente anterior). 

Con este escenario, los técnicos ven más bien que la economía está tomando una trayectoria tipo “U” -esto es, que tras la brusca caída de la actividad en octubre vendrá una serie de cifras negativas hasta el repunte-  en vez de un regreso rápido a un mayor dinamismo. 


Desde el equipo de Santander, que dirige Claudio Soto, apuntan a que en diciembre la actividad tendría un crecimiento anual nulo y, con ello, 2019 cerraría con una expansión levemente por sobre el 1%, su menor registro desde 2009. Sin embargo, también proyectan que diciembre, medido respecto de noviembre, mostraría un avance de más de 2%.

Impacto de corto plazo

“Desde el punto de vista del crecimiento de la actividad, creo que el efecto ha sido severo, pero hasta ahora se ha concentrado en el mes de octubre. De hecho, si se observa la serie de Imacec desestacionalizado en octubre se retrocedió dos años de crecimiento”, afirma el economista jefe de Euroamérica, Felipe Alarcón. Añade que para saber si el impacto se concentra en ese mes hay que esperar el dato de diciembre y tener más información sobre lo que está ocurriendo con la inversión, “la que si cae muy fuerte nos quitará crecimiento futuro”. 

El subgerente de Estudios de Econsult, Mauricio Carrasco, estima que en el corto plazo (incluyendo también el próximo Imacec de diciembre) la actividad acusará el impacto de la crisis en el comercio y servicios, aunque con cierta recuperación asociada a las compras navideñas y a que se retoma cierta normalidad en algunas zonas. “Un buen termómetro es que al menos se ve gente en las calles”, dice. Junto con ello, agrega, los sectores ligados a  exportaciones y recursos naturales, entre ellos minería, parecen no haberse visto tan afectados.

Sobre el empleo, que no mostró el fuerte deterioro que se anticipaba y que está presente en los datos administrativos (entre ellos, el alza de los despidos por necesidades de la empresa reportada por la Dirección del Trabajo), el economista de Econsult advierte que la encuesta de desempleo “va rezagada”, por lo que no está captando con celeridad el efecto laboral de la crisis.

Su par de Euroamérica espera la cifra de desempleo de la Universidad de Chile para diciembre de 2019, que aunque solo mide lo que ocurre en la región Metropolitana, permite “tener una mejor idea del efecto sobre el empleo de la crisis”. Junto con ello, analiza los datos administrativos que entregan las AFP y el Seguro de Cesantía, “los que hasta ahora dan cuenta de una destrucción importante de fuentes laborales”.

En el análisis de Scotiabank, equipo liderado por Jorge Selaive, la clave está en la inercia de los proyectos de inversión (en minería y construcción) que siguen en curso y que lideran la creación de empleo privado.

Sectores resilientes

“En el corto plazo parece ser que el efecto no fue tan profundo, pero en los trimestres que vienen lo que va a pesar más van a ser las decisiones de gasto de los agentes”, resume Mauricio Carrasco. Explica que “la base en que nos anclamos para empezar el 2020 va a ser menos baja que lo que estimábamos, pero la intención de consumo de los hogares esté baja y también las expectativas empresariales. Eso se traduce en una economía bastante lenta en el año”.

A su juicio, aunque habrá que monitorear efectos geopolíticos recientes, el sector externo debería ayudar a sostener la actividad y el empleo en la minería y el sector industrial, además de que el gasto público debería impulsar la construcción.

Felipe Alarcón considera que en 2020 “la industria manufacturera y la actividad de la construcción son los que mantienen a flote la actividad. Sin lugar a duda, el comercio y servicios como turismo, restaurantes y hoteles son los más afectados”.

En Scotiabank, sin embargo, no son tan optimistas sobre la construcción, porque esperan que con el avance del año “paulatinamente pierda algo de fuerza, en la medida que los proyectos residenciales planificados se ralentizan y demandan algo menos de trabajo”.