Economía

La renuncia del director de Presupuestos quiebra la tradición y siembra dudas

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El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y el exdirector de Presupuestos, Rodrigo Cerda . Crédito: Min. Hacienda
POR Marcela Gómez |

Rodrigo Cerda, amigo del ministro Briones, era un colaborador de primera línea en la tarea de reordenar las cuentas fiscales que exige la crisis social. La señal política es compleja.

Si el cambio de gabinete del 28 de octubre consolidó el fin del dogma de que un Presidente no cambia a su ministro de Hacienda durante su mandato, la renuncia del economista Rodrigo Cerda como cabeza de la Dirección de Presupuestos (Dipres) rompe también una tradición: que el jefe de la Dipres no se va, a no ser que el Mandatario le pida asumir otro cargo.

Razones personales fueron las que adujo para explicar su partida quien fuera un estrecho colaborador del exministro de Hacienda Felipe Larraín, primero como coordinador macroeconómico de la cartera en el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera; luego como director alterno de Clapes UC (el think tank que lideró  Larraín durante el gobierno anterior) y, desde marzo de 2018, en el puesto clave para concretar las decisiones fiscales de la agenda de gobierno. 

Su renuncia fue lamentada por el sucesor de Larraín, Ignacio Briones, excompañero de curso de Cerda en la Alianza Francesa y quien también fue parte del equipo como coordinador de Finanzas Internacionales entre 2010-2013. 

Reafirmando la buena relación personal y profesional entre ambos, Briones dijo que la decisión de dejar el cargo “es algo que veníamos conversando” con Cerda al tiempo que preparaban a su sucesor, el hasta entonces subdirector de Racionalización y Función Pública, Matías Acevedo. El subdirector de Presupuestos, Mauricio Villena (amigo cercano de Cerda), también entregó su renuncia durante la jornada.

El titular de Hacienda junto al nuevo director de Presupuestos, Matías Acevedo, en el Congreso. Crédito: Min. Hacienda

Salida conversada

El ministro de Hacienda negó la existencia de un quiebre, malentendidos o visiones discrepantes con quien tiene “una relación de amistad de larga data”, dijo. “Quiero descartar de plano cualquier especulación respecto a diferencias de criterio. Con Rodrigo trabajamos codo a codo con su equipo en el paquete de medidas fiscales, así que no tenemos diferencia alguna de opinión. Esto responde netamente a una decisión personal”, afirmó.

Añadió que entiende “el desgaste” que implica el cargo. También informó que el economista seguirá colaborando en tareas de gobierno, que no especificó.

Rodrigo Cerda no ocultó su tristeza al dejar una institución donde es muy querido por su afabilidad y buen trato. Bajo su gestión se avanzó en la entrega periódica de estadísticas fiscales y proyecciones macroeconómicas, se actualizó la estructura interna de Dipres, se creó el Fondo de Evaluación de Impacto y se puso a disposición del público la plataforma Presupuesto Abierto.

Cercanos al economista confidenciaron que la renuncia no responde al peso del cargo, sino a la necesidad de reenfocarse en la vida familiar, que se vio resentida especialmente durante el estallido social.

Ambiente difícil

Conocedores del clima interno en Hacienda no se mostraron sorprendidos con la partida de Cerda, ya que, señalan, el economista había indicado su intención tras el cambio de gabinete y solo se mantuvo en el cargo debido a sus responsabilidades en la tramitación del Presupuesto 2020.

Según las fuentes, el economista consideró que su tarea estaba cumplida una vez que el miércoles 11 de diciembre entregó la actualización de las proyecciones fiscales 2019-2024. Dicho documento recoge todos los ajustes realizados en materia fiscal para hacer frente a las mayores demandas de gasto de la agenda social tras la crisis, que llevó el gasto público a 9,8% para 2020 y al déficit fiscal a su mayor nivel desde la recuperación de la democracia. Esto implica cambiar la meta de balance estructural mediante un nuevo decreto de política fiscal.

La interpretación que diversas fuentes de Gobierno y económicas hacen de la partida de Cerda descansa en el escaso respaldo de sectores de derecha a las medidas que Ignacio Briones ha adoptado para enfrentar la crisis social. Entre ellas, el giro en la reforma tributaria con mayores impuestos y eliminando la reintegración, junto con un alza en el gasto fiscal para financiar alzas en las pensiones y otras medidas sociales.

La crítica no es desconocida para la autoridad, quien la abordó el pasado domingo 8 de octubre en El Mercurio, donde señaló que “mantener el inmovilismo cuando el contexto cambia me parece que sería una reacción equivocada”.

En esa línea se inscribirían también las partidas a mediados de noviembre del entonces coordinador de Modernización del Estado y Pensiones de Hacienda, Hermann von Gersdorff; y del coodinador de los servicios de Hacienda, el exdiputado Julio Dittborn. Como contrapartida, el ministro fichó recientemente como coordinador de Políticas Sociales al economista, exinvestigador del CEP y militante de Evópoli Andrés Hernando, con quien coincidió en el think tank Horizontal y quien aportaría al esfuerzo de focalizar el gasto para reducir la inequidad.

Las renuncias, dicen cercanos a Hacienda, podrían seguir como parece natural en un gobierno debilitado por la crisis y con bajo respaldo popular. En este escenario, aparece abierta la opción de que otros colaboradores, incluso del equipo más estrecho del ministro, puedan dejar sus cargos en los próximos meses.