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Elena Poniatowska: “Siempre se habla de México ligado a la muerte, nunca a la vida”

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POR Fernanda Valiente |

La autora mexicana, desde el teléfono en México, se refiere al oficio y a las raíces indígenas como la esencia de una cultura, en Desde El Jardín, junto a Cristián Warnken.

Al teléfono desde su hogar en México, la voz de Elena Poniatowka (88), periodista y escritora mexicana nacida en París, irradia serenidad y templanza. Dice que la muerte para ella está solo a la vuelta de la esquina, pero que su preocupación se encuentra en otra parte.

“Mi relación con la muerte es más bien con los demás. Porque mi propia muerte no la puedo analizar a priori. No sé en qué circunstancias va a suceder. Pero sí puedo hablar de las muertes que me han dolido mucho. A los 21 años murió mi único hermano, Jan, que era un joven muy hermoso. Pues es una pérdida que me ha acompañado toda la vida porque fue aterradora para mis padres. […] Pero la muerte en México, siempre nos la enchufan. Siempre está pegada a nosotros. Siempre se habla de México ligado a la muerte, nunca a la vida”, cuenta Poniatowska, quien se mantiene activa en Twitter.

“Sin embargo, es un país con tanta vida. Con tanta vitalidad. Cómo se mueve entre estos dos extremos. Entre una vida tan vital y la muerte. Esa tensión es lo que quizás hace la fuerza de México ¿o no?”, sostiene Cristián Warnken el anfitrión del programa Desde el Jardín, de Radio PAUTA.

“Necesitaría la ayuda de un filósofo para decidir eso”, responde la también activista, que le dedicó un libro a los testimonios de la matanza de Tlatelolco

Entre calacas y dulces de huesos, explica que tales celebraciones crean una ilusión de que en México no se siente la pérdida de un ser querido.

Una aparente fijación

“Es un dolor enorme. Desde luego que los mexicanos sufren por sus muertos como todos los de la Tierra. Y el hecho de que José Guadalupe Posada pintara nuestros esqueletos riendo y bebiendo no son caricaturas propiamente dichas. Es simplemente una costumbre popular que adquirió muchísima fuerza porque es graciosa”, dice.

Tomando como referencia la historia de Pedro Páramo (1955), de Juan Rulfo, donde la muerte sigue a su protagonista, “parece que en México hay un trato muy íntimo con la muerte”, señala Warnken.

Sin embargo, para la escritora es solo una novela que habla de la imaginación y “no expresa el sentir de todo un país. Creo que a un mexicano perder a un ser de su familia le causa una tristeza infinita”, insiste la autora de Paseo de la reforma (1996).

Más allá de esa aparente fijación, para Poniatowska la cultura mexicana es extraordinaria. Quizás, la más sobresaliente del continente. “Con solo ver el arte popular se ve la creatividad de cada mexicano, su amor al país. Si en Estados Unidos se mataron a los principales grupos indígenas, en México a pesar de la conquista subsistió todo ese talento”, explica.

Su cariño por México también revela sus flaquezas. Es un país que tiende al exceso. Y no se deja de lado la violencia.

“Dicen que es un país donde se come y se bebe demasiado. Pero también que se sufre demasiado. Como ya lo había dicho Octavio Paz, las fiestas son a veces hasta suicidas. Que terminan en balazos […] El uso de la pistola o del rifle en ese tipo de situaciones es muy común y todavía subsiste”, señala la autora que en una entrevista reveló que su primer hijo fue producto de una violación por el escritor mexicano Juan José Arreola

La cultura indígena

A Paz “lo conocí joven y era un hombre muy encantador. Luego vivía muy cerca de mi casa, así que lo podía ver con frecuencia. Y me parecía un hombre valiente, que tenía un gran interés frente a la muerte. Me preguntaba mucho por el movimiento zapatista y del Subcomandante Marcos. En general, a Octavio Paz le interesaban mucho más los disidentes. […] Nunca me pareció un hombre convencional”, rememora la escritora mexicana.

“En Octavio Paz. Las palabras del árbol (1998), él dice que ‘sin el mundo indio no seríamos lo que somos’. ¿Qué nos puede regalar ese trasfondo cultural tan rico para sobrevivir esta pandemia?”, pregunta Warnken.

“El mundo indio es la esencia absoluta de México. Creo que son los indígenas y los campesinos los que le dan sentido al país. Los que le dan vida. Los españoles que llegaron después son un añadido. México es de los indígenas”, advierte Poniatowska, quien vive en la capital de ese país

El tesoro indígena también lo esconden países como Guatemala y otros en América Central. “Es lo que nos da la fuerza que tenemos”, agrega.

Pese a que se siente parte de una clase privilegiada, señala que en relación con su labor periodística siempre se sintió más atraída a los que tienen la vida más difícil. Entre sus encuentros estuvieron desde presos hasta el antropólogo Oscar Lewis.

“Pero eso no quiere decir que en la clase media no haya seres destacados. Creo que la educación es muy importante. Y en México hay varios talentos”. Pintores, bailarines, músicos. “Como José Revueltas, un novelista de primera“, ejemplifica.

Entre ellos están los trabajadores de oficio, “de los que dependen la salvación de una sociedad”, como dice Warnken.

“Lo que sucede es que en nuestros países hay muchísima gente con las manos vacías porque no han recibido y porque no saben hacer. Un panadero se salva porque sabe hacer pan. Cuando la gran mayoría no sabe es gravísimo, porque es caer en todos los círculos del infierno. Si uno ve la cultura popular francesa, independiente de la filosofía, pues uno ve a los campesinos que hacen queso y que saben hacer vino. En el caso de México, como somos el país del maíz sabemos hacer tortillas. Entonces, los oficios son indispensables. Son la esencia de un país”, destaca.

Un gobierno criticado

Varios criticaron su reacción. Otros se impresionaron cuando el presidente mexicano demostró una profunda relajación en torno a la cuarentena. “En México, es una la clase social que logra aislarse”, afirma Poniatowska.

“Y usted. ¿Cómo lo vive personalmente? ¿Lo vive con angustia? ¿Con esperanza? ¿Con perplejidad? ¿Cuál es su estado de ánimo frente a esta catástrofe sanitaria, social y política?”, dice el anfitrión del programa.

“Lo que más me preocupa es la muerte de más mexicanos. Pero después, también me preocupa la situación económica de mi país. ¿Qué será de las clases y del trabajo? Va a ser un arranque nuevo y seguramente no va a ser fácil”, responde la escritora. 

“Me gustaría ver cuál es su pronóstico de cómo el gobierno mexicano ha liderado esta crisis. ¿Cuál es la particularidad del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador como líder político?”, pregunta Warnken.

“Yo lo admiro y lo quiero, entonces para mí es difícil hacer una crítica. Lo que me sorprende muchísimo es que ningún mexicano criticó a Enrique Peña Nieto, que se ha demostrado que no es un hombre honrado. No se sabe qué bondades le hizo al país. Pero apenas sube al poder alguien como López Obrador se hace todo por destrozarlo. Veo a un presidente abierto, dispuesto a hablar todas las mañanas con los periodistas. Y sí, veo a un hombre que habla despacio, pero no reacciona despacio. Ni es indiferente como lo fueron otros presidentes de la República a la pobreza, a la corrupción, a muchas situaciones que son de veras vergonzosas, como el asesinato de gente inocente”, reflexiona.

Así que Poniatowska apoya su liderazgo. “Tengo fe en su gobierno y en su honestidad a toda prueba. Que vengan tantas críticas también es parte de la índole de los mexicanos a sus políticos”, responde con llaneza la autora de Lilus Kikus (1954).

Revise el programa con Elena Poniatowska