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Whitman: el poeta de la exploración social a través del yo

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Library of Congress
POR Fernanda Valiente |

El traductor Armando Roa conversó con Cristián Warnken sobre la maciza obra del escritor norteamericano, en el aniversario 201 de su nacimiento.

“Y mi sombrero y mis zapatos no son mis límites”, decía el poeta estadounidense Walt Whitman.

Nacido en 1819 en West Hills, Estados Unidos, Whitman plasmó su preocupación por la espiritualidad. Un ímpetu que se fusionó con su templanza, sus ojos claros y su barba blanca que dejó crecer con los años. “Dije que el alma no es más que cuerpo. Y dije que el cuerpo no es más que el alma. Y que nada, ni que Dios, es más que uno mismo. Quien camina una milla sin amor, camina amortajado a su propio funeral”, lee Cristián Warnken, anfitrión de Desde El Jardín, de Radio PAUTA

Proveniente de una extensa familia, fue el segundo de nueve hermanos. Por esto, Whitman debió trabajar como profesor pese a su limitada educación. Su paso por una imprenta lo llevó a encantarse del periodismo, que lo llevó a ser director del Brooklyn Eagle durante dos años.

En 1846 emprendió un viaje por el sur de Estados Unidos, lo que marcó su vida: se impregnó de la realidad social de la época. De esta forma, cuando regresó a Nueva York, abandonó el periodismo para dedicarse a la escritura.

El yo como el reflejo del todo

A juicio del poeta, cada ser y cada cosa eran parte de la divinidad.

“Y para él, el yo es el reflejo de un todo. El yo es un amplificador de una voluntad cósmica donde están todos los hombres. Él es una suerte de lugar donde desembarcan todas las voces y él las quiere aglutinar”, señala el traductor de literatura angloparlante Armando Roa.

En su trabajó intentó plasmar las voces de sanos y enfermos, de los exitosos y de los perdedores. “Hay un sentido cósmico de democracia a través del cual quiere rescatar el valor de cada ser humano”, añade.

Porque la literatura opera como un modo de acercarse al otro, a través del papel, y Whitman utilizó una aparente individualidad para comunicar de manera global su preocupación por llegar al otro y no perder la materialidad. 

Sin embargo, como sostiene Warnken, “hay un Whitman que se mueve entre la carne y el espíritu. No existe una separación con lo material y el cuerpo, ¿no?”.

“Por un lado hay una tarea poética de rescatar lo ínfimo, lo insignificante y lo trivial. Por otro lado, es un poeta que canta abiertamente a la materia que había sido soslayada un poco por la tradición europea, la cual se manejaba en el campo de las abstracciones. Whitman reivindica la materialidad misma de los objetos”, dice Roa. En ese sentido, el poeta llevó la corporeidad a la palabra.

Whitman también estuvo vinculado con la filosofía. Admiró mucha a la figura de Ralph Waldo Emerson, un fiel panteísta quien colaboró en el prólogo de una de las ediciones de Hojas de hierba (1855), cuenta Roa. “Es la idea que la naturaleza está atravesada por un espíritu, que lo llama la superalma. En un principio lo sagrado que se encuentra en la materia, para conocerse, tiene que salir de sí mismo y crea el mundo. Entonces, el paso de la divinidad por el mundo es al mismo tiempo la forma en la que la divinidad se va conociendo a sí misma”, explica.

Un seguidor de la democracia liberal

“Todos los cambios que van a llevar al desarrollo de la democracia nacen en América. ¿Por qué Estados Unidos ha perdido eso? ¿Qué pasó con Whitman y Emerson, con esos padres espirituales, Armando?”, pregunta Warnken.

“Whitman ve como este discurso fundacional se empieza a tornar un poco aspiracional. Estados Unidos empieza a anexar territorios. Y él tiene una frase que siempre me ha quedado guardada. Dice ‘tengo miedo de que Estados Unidos se transforme en un cuerpo cada vez más grande, con un alma cada vez más pequeña'”, responde Roa.

De alguna formó comenzó a observar cómo la “verdadera libertad era secuestrada por poderes económicos que ha sido la crítica de la cultura norteamericana, donde se pierde la democracia representativa”, añade el traductor.

Parte del ideal norteamericano conlleva el consumismo, algo que el poeta criticó. Es más, Whitman fue un ferviente crítico del materialismo.

Vea la conversación entre Cristián Warnken y el traductor de literatura inglesa Armando Roa sobre el aniversario 201 del nacimiento del poeta Walter Whitman