Un riesgo misterioso que se esparce por el aire: el gas radón
Jilberto Zamora, investigador asociado del Instituto Milenio Saphir, cuenta cómo este gas incoloro e inodoro puede afectar la prevalencia del cáncer al pulmón.
El especialista en física de partículas Jilberto Zamora señala que el gas radón se encuentra en todos lados. Después de todo, es el producto de la desintegración del uranio.
Zamora trabaja en el Centro de Física Teórica y Experimental (Ctepp) de la Universidad Andrés Bello y es investigador asociado del Instituto Milenio Saphir. Ambas instituciones llevan adelante un pionero estudio sobre ese gas.
El equipo está liderado por Zamora, quien desde Suiza partirá a República Checa, lugar donde se conoció por primera vez este elemento químico -de la familia de los gases nobles- alrededor de 1700.
“En toda la corteza terrestre hay uranio, entonces a medida que este se desintegra se convierte en radón, el cual es gaseoso, lo que significa que puede ser respirado. Entonces, estas transformaciones que sufre el uranio son desintegraciones radiactivas que liberan ciertas partículas que pueden ser rayos alfa, beta o gama. El radón emite una partícula alfa”, explica.
-¿Cuál es el problema que ocurre con la salud?
“Cuando se respira radón, este se transforma dentro de los pulmones y esa partícula alfa golpea su interior. Es un gas que está presenta en todas partes, al encontrarse en las grietas de la tierra, desde las cuales va saliendo y sube a la atmósfera”.
-¿Deciden investigar este tema por algo en particular en Chile?
“Sí. Es una idea que tenemos desde hace un tiempo desde que nos empezamos a meter con la seguridad radiológica. Nos dimos cuenta de que este es un tema bien importante en los países desarrollados. O sea, en Estados Unidos y la Comunidad Europea existe normativa que limita las concentraciones de radón”.
La falta de regulación
“En Chile no hay una normativa. Si uno mira en la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos, el radón es la segunda causa de cáncer al pulmón en el mundo, siendo la primera el tabaco y la tercera la exposición al tabaco al vivir con un fumador […]. De acuerdo con la OMS, el riesgo de cáncer se incrementa en un 16% por cada 100 becquerel de incremento. Becquerel es la unidad que uno utiliza para las desintegraciones. Entonces 72 becquerel por metro cúbico quiere decir que hay 72 desintegraciones por metro cúbico, por segundo”.
“La historia se vuelve tremendamente complicada cuando uno fuma y además está expuesto al radón. Pero para ser justos, todos estamos expuestos a este gas, y el problema es cuando la persona está expuesta a cantidades altas. Entonces mientras no se haga una medición completa de este gas en Chile, no se tiene mucha información”.
-¿Qué soluciones se han creado en Europa y Estados Unidos?
“Eso es superinteresante. En la frontera de República Checa con Alemania hay grandes yacimientos de uranio. El problema del radón surge porque descubrieron que la gente que trabajaba en las minas le daba la enfermedad de los mineros, y con el tiempo lo llamaron cáncer de pulmón, el cual se debía justamente al gas radón. Entonces las medidas que se deban tomar van a depender del nivel de este gas”.
“De acuerdo con la EPA el límite está entre 72 y 74 becquerel, y si se encuentra un poco más de eso basta con abrir la ventana. Si existen niveles más altos hay que tomar otras medidas, como aislar la casa del suelo, cerrar las ventanas que hay abajo o poner un ventilador”.
“Es necesario conocer la situación del país, porque por ejemplo en un subterráneo medimos 1.300, que es mucho más alto que lo que se permite en Estados Unidos”.
“Entonces para tener un punto inicial estamos midiendo en el norte de Chile, en universidades y colegios. Por ahora dejamos instalados medidores en Arica, Iquique y en el Valle del Aconcagua. Cuando vuelva voy a recoger los datos y la idea es instalarlos en Copiapó y Antofagasta, para luego ir bajando hacia el sur. Así, vamos a crear un mapa de donde existen las concentraciones más altas”.
