Mientras Estados Unidos se asusta cada vez que Corea del Norte prueba un misil, en silencio y casi sin ser notados, 6.000 hackers repartidos por todo el planeta se las arreglan para infectar computadores, secuestrar archivos y sacar dinero de bancos, para llevar bitcoins a la sancionada economía regida por Kim Jong-Un.
Grupos como Lazarus y Sun Team son responsabilizados como los causantes de casos tan bullados como el hackeo a Sony, para impedir el estreno de la película “The Interview”, que se burla del régimen norcoreano; y del virus Wannacry, que en mayo del 2017 infectó computadores en 150 países, exigiendo pago en bitcoins.
Hay más: el año pasado intentaron robar US$ 1.000 millones desde la Reserva Federal de Nueva York, pero un error de ortografía alertó a los encargados de seguridad. Pero antes sí lo habían logrado, extrayendo US$ 81 millones de un banco en Bangladesh.
“Es una nueva arma y el régimen de Corea del Norte la ha sabido usar”, explica Juan Ignacio Brito, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes y analista internacional.

Kim en la era de los cohetes
Que el régimen de Pyongyang haya desarrollado durante años programas de armas nucleares y misiles balísticos, ha sido la manera más efectiva negociar con Occidente la permanencia de los Kim en el poder.
La diferencia es que Corea del Norte ha hecho de los ataques informáticos una política de Estado. Desertores del régimen de Kim Jong-Un han dado testimonio de la Oficina 121, una unidad secreta de ingenieros informáticos, que son reclutados desde la Universidad de Automatización, la más prestigiosa del país. Este grupo opera en el subterráneo de un restaurante en el centro de Pyongyang, el cual ha sido descrito en Trip Advisor por quienes lo han visitado como “un local con lindos motivos norcoreanos y excelente conexión a internet”.
En un informe sobre Corea del Norte del Center for Strategic and International Studies, se afirma que “las operaciones de ciberseguridad son una extensión de la estrategia nacional de Corea del Norte. Durante tiempos de paz, permitirán al país seguir interfiriendo en el statu quo sin recibir castigo o reprimenda. Durante tiempos de guerra, las operaciones fijarán su objetivo en Estados Unidos y Corea del Sur para debilitar sus ejércitos”.

La guerra continuó: 10 incidentes intercoreanos
Desde un intento de magnicidio en el palacio presidencial surcoreano en 1968 al bombardeo de una isla en 2010.
Se calcula que Corea del Norte ha recaudado, mediante hackeos, cerca de US$ 97 millones. Dinero que no puede obtener de otra forma, debido a las sanciones comerciales interpuestas contra ese país. Así, el régimen de Kim ha puesto en marcha una estrategia nueva, pero también novedosa e innovadora. Todo indica que la gran guerra del Siglo XXI no será en alta mar o en el espacio aéreo, sino que ya se está librando en internet.
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