Actualidad

A semanas de terminar noveno default argentino, operadores ya esperan el décimo

Imagen principal
Bloomberg
POR Francisca Rivera |

La economía de Argentina podría caer este año en 12%, de acuerdo con las proyecciones de los economistas.

En las próximas semanas, si todo sale según lo previsto, las autoridades argentinas darán los toques finales a un acuerdo de reestructuración de bonos y pondrán fin al noveno default en la historia del país.

Los operadores de bonos ya se están preparando para el décimo.

Se niegan a subir el valor de los bonos antiguos que se canjearán en el acuerdo al precio que acordaron el gobierno y grupos de acreedores clave. Al hacerlo, están expresando serias dudas sobre la capacidad del gobierno para cumplir con sus obligaciones de deuda, incluso después de que el acuerdo recortara US$ 38.000 millones del monto que adeuda durante la próxima década.

El precio actual en Wall Street de los bonos antiguos —de alrededor de US$ 0,44— implica que los nuevos bonos otorgados en el canje se negociarán inicialmente con un rendimiento de casi 12%. Eso es más de 11 puntos porcentuales por encima de los títulos del Tesoro de Estados Unidos de referencia, un nivel de diferencial que los operadores denominan de “estrés” financiero, lo que indica un alto riesgo de default. Cuando Argentina salió de su último gran default, en 2005, el diferencial de sus nuevos bonos era menos de la mitad de ese nivel.

Pero las circunstancias eran muy diferentes entonces, tanto en casa como en el extranjero. La economía de China estaba creciendo a una velocidad vertiginosa, impulsando un aumento en la demanda de las principales exportaciones de Argentina: la soja y el maíz. De repente, el gobierno en Buenos Aires estaba lleno de efectivo y la economía estaba en auge.

La recesión argentina

Hoy, mientras la pandemia de coronavirus asola la economía mundial y frena la demanda de materias primas, Argentina está sumida en una profunda recesión. Los economistas pronostican una contracción de alrededor de 12% para este año. Es más, el presidente izquierdista de Argentina, Alberto Fernández, ha mostrado poca inclinación a intentar solucionar las fallas estructurales en las finanzas públicas. El país, atrapado con una enorme brecha presupuestaria y sin poder recurrir a inversores para conseguir nuevo financiamiento, está imprimiendo dinero tan rápido que hace poco llegó al máximo de su capacidad y tuvo que comenzar a importar del exterior billetes de la divisa argentina.

“No veo cómo esto podría terminar bien”, dijo Joaquín Almeyra, operador de renta fija de Bulltick LLC, en Miami. “El país tiene demasiados problemas y esa es una de las razones por las que no hay nuevos compradores que busquen a Argentina”.

Visto a través de otro prisma, el mercado está enviando un mensaje claro: Argentina, a pesar de todos sus esfuerzos por hacer que su carga de deuda sea más manejable, señaló en el acuerdo que pagaría a los acreedores más de lo que finalmente puede permitirse, que son alrededor de 55 centavos.

La oficina de prensa del Ministerio de Economía se negó a comentar sobre los términos del acuerdo o los precios de mercado.

“Aquí no se acaban los problemas”

El 4 de agosto, durante una revisión general del acuerdo recién anunciado, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que todavía hay riesgos por delante. “Dentro de lo que es una noticia muy positiva, también hay que mantener cierta cautela y entender que aquí no se acaban los problemas, sino que esto es un paso importante”, dijo a la prensa.

El acuerdo de deuda de Argentina ha sido aprobado por los principales acreedores, incluidos BlackRock Inc, Fidelity Investments y Ashmore Group Plc, aunque persisten algunos riesgos de ejecución. Las notas emitidas en 2005 y 2010 requieren la aprobación de al menos 85% de los tenedores de todos los bonos afectados para realizar cambios, en comparación con el requisito de dos tercios, o 75%, de los valores emitidos más recientemente. El lunes, el gobierno extendió el plazo para la aceptación por otros cuatro días, hasta el 28 de agosto, y dejó sin cambios la fecha de liquidación del 4 de septiembre, en una presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU.

Los inversores optimistas dicen que hay posibilidad de tener éxito si la nación logra controlar la pandemia y estabilizar la economía. Es probable que el Fondo Monetario Internacional busque ajustes de política para preparar a Argentina para un mayor acceso al mercado en el futuro, ya que ambas partes renegocian un acuerdo crediticio de US$ 44.000 millones.

¿Nuevo comienzo?

“Algunas personas ven estas reestructuraciones como el final”, dijo Robert Koenigsberger, director de inversiones de Gramercy Funds Management en Greenwich, Connecticut, que posee los bonos y participó activamente en las conversaciones más recientes. “Lo veo como el comienzo de un nuevo ciclo, y ese ciclo es típicamente muy virtuoso y esperamos ser parte de él. Así que sí, valió la pena”.

Gramercy supervisa alrededor de US$ 4.500 millones en activos de mercados emergentes.

No obstante, es posible que, pese a todo el alivio de la deuda que recibió Argentina, no haya sido suficiente. La evidencia está en los diferenciales justo después de otras reestructuraciones de deuda soberana.

Los diferenciales argentinos son mucho más amplios que los de Uruguay en 2003 y los de Ucrania hace cinco años. El nivel refleja más de cerca a Ecuador, que ha caído en default en reiteradas ocasiones pese a las reestructuraciones de 2000 y 2009. Es probable que la deuda de Ecuador se negocie con un diferencial de 10%-12% cuando los bonos surjan de su reestructuración más reciente, dice Siobhan Morden, director de estrategia de renta fija para América Latina de Amherst Pierpont Securities, en Nueva York. Los rendimientos implícitos de salida de Argentina están atascados en alrededor del 11,7%, estima Morden.

Otra consideración es que, si bien estas reestructuraciones ayudan a resolver las crisis de liquidez, hacen poco por resolver la sostenibilidad de la deuda subyacente, según Tim Samples, profesor de derecho en la Universidad de Georgia en Atenas y coautor de seis documentos sobre el tema, incluidos tres sobre Argentina.

“Es como ir a un mecánico con un problema de su auto y salir con el mismo problema”, dijo Samples. “En el caso de Argentina, ingresaron en esta reestructuración de deuda como un deudor muy estresado y endeudado, y están saliendo como un deudor muy estresado”.

El déficit fiscal subirá

Incluso si gana el respaldo del FMI, Fernández se enfrenta a una tarea enorme. La economía ha estado cerrada desde marzo y los resultados positivos de las pruebas del virus se encuentran en torno a 40%. Se espera que la inflación alcance 45% este año. Las reservas exteriores netas se sitúan en US$ 7.800 millones, lo que se compara con los cerca de US$ 13.400 millones de marzo, según la consultora local Eco Go. Se espera que su déficit fiscal aumente a 8,5% del Producto Interno Bruto este año.

“Hemos tenido tantas esperanzas a lo largo de los años”, dijo el exbanquero de Citigroup Inc. Bill Rhodes, de 85 años, quien trabajó en cinco planes diferentes de reestructuración de Argentina a lo largo de su carrera. “Pero si no implementan las reformas estructurales que prometen y no refuerzan las instituciones que cuentan y generan confianza en la población, no va a funcionar. Y esa ha sido la historia de los nueve incumplimientos”.