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Kim Jong Un pierde la esperanza en Trump y reanuda la amenaza nuclear

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Bloomberg
POR Maria del |

El líder de Corea del Norte ahora apuesta por sortear las sanciones económicas norteamericanas mientras desarrolla una mayor fuerza nuclear.

Kim Jong Un está perdiendo toda esperanza de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, levantará las sanciones en un momento cercano.

A la par del más reciente ruido del líder norcoreano, esta semana llegó una reconocimiento sorprendente: los esfuerzos para involucrar a EE.UU. habían fracasado. El plan de Kim ahora es encontrar una manera de sobrevivir bajo sanciones económicas aplastantes mientras construye una fuerza nuclear aun más disuasiva para obligar a Washington a comprometerse.

“Nunca podremos vender nuestra dignidad, que hasta ahora hemos defendido como algo tan valioso como nuestras propias vidas, bajo la esperanza de una gran transformación”, dijo Kim, según extractos de un discurso inusual de siete horas esta semana a los líderes del partido en Piongyang. “El enfrentamiento entre Corea del Norte y EE.UU., que ha durado generaciones, ahora se limita a un claro enfrentamiento entre autosuficiencia y sanciones”.

“Traición estadounidense”

Si bien Kim afirmó que la crisis se debía a lo que tildó de traición estadounidense, sus comentarios fueron un reconocimiento implícito de que su decisión de minimizar su programa nuclear en aras de lograr un alivio de las sanciones no funcionó. Corea del Norte aún languidece bajo el mismo bloqueo internacional que hizo en 2018, cuando Kim anunció que priorizaba la economía sobre el desarrollo de armas, detuvo las pruebas de misiles y celebró la primera de tres reuniones sin precedentes con Trump.

El más reciente plan de Kim se parece mucho a su ideología de la “línea Byungjin” de 2013, que exigía prestar la misma atención al desarrollo de la economía de Corea del Norte y consolidar su condición de potencia con armas nucleares. Esta vez, Kim hizo que los líderes del partido se comprometieran a llevar a cabo una política llamada “la ofensiva para el avance frontal”, una estrategia que dijo que requeriría una acción política, diplomática y militar. La nación debe “apretarse el cinturón”, dijo.

El cambio ilustra los límites de los logros diplomáticos históricos de Kim, incluidas más de una docena de reuniones con jefes de Estado y de gobierno desde que realizó su primer viaje al extranjero en marzo de 2018. Aunque sus vínculos reavivados con aliados de la era de la Guerra Fría, como China y Rusia, le han proporcionado alguna promesa de efectivo turístico, ayuda alimentaria y apoyo diplomático, no puede escapar de las sanciones más severas de EE.UU., Corea del Sur y las Naciones Unidas sin la bendición de Washington.

Una nueva arma

Las nuevas amenazas militares de Kim, que declaran el fin de su congelamiento de pruebas y prometen “conmocionar” a EE.UU. por las sanciones, también podrían poner en peligro el espacio diplomático que se ha asegurado. Además de provocar a Trump, Kim podría enojar al presidente chino, Xi Jinping, si plantea la amenaza de otra guerra en la península de Corea o realiza pruebas que envían radiación a través de la frontera.

Kim ya había comenzado a intensificar las tensiones desde que Trump salió de su última cumbre formal en febrero, llevando a cabo un gigante récord de pruebas de misiles balísticos el año pasado. Su discurso prometió lanzar pronto una “nueva arma estratégica”, que según los expertos en no proliferación podría ser cualquier cosa, desde un submarino con armas nucleares hasta una forma más avanzada de misil balístico intercontinental.

A pesar de que las sanciones han ayudado a que la economía de Corea del Norte tenga su peor recesión desde una hambruna histórica en la década de 1990, el régimen ha seguido haciendo avances nucleares.