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Fiestas, alcohol y drogas: los mandatarios que han perdido el control

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Agustín Lizana | PAUTA
POR Manuel Izquierdo |

Tras el escándalo por la filtración de videos de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, el historiador Cristóbal García-Huidobro se refirió a las autoridades que son recordadas por los excesos en la vida bohemia.

La filtración de videos e imágenes de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, bailando y bebiendo en una fiesta abrió el debate a nivel mundial sobre los excesos en el consumo de alcohol y drogas por parte de autoridades, un fenómeno más antiguo de lo que se piensa.

En entrevista con Una Mañana Perfecta, de Radio PAUTA, el historiador y académico de la Universidad de Santiago, Cristóbal García-Huidobro, realizó un recorrido por los mandatarios recordados por su afición a las fiestas. “Los ejemplos de más locura se encuentran en las personas que nunca tuvieron un freno, en las monarquías antiguas”, explicó.

Pedro el Grande, zar de Rusia entre 1682 y 1725, era uno de ellos. “Era gigante -medía 2,03 metros- y era un hombre de botella de vodka diaria. En sus fiestas hacía competencias con sus amigos de quién podía aguantar más alcohol […]. Su récord es haber tomado 14 botellas de vodka en una fiesta”, aseguró García-Huidobro.

Otro caso de excesos es el del rey Adolfo Federico de Suecia. Según el historiador, “era conocidísimo por su gran amor por las fiestas, la música y la comida. De hecho, murió producto de comer mucho en una fiesta. Entre otras cosas, comió tres langostas, cerdo, asados, y terminó con un postre que es como un berlín abierto, relleno con pasta de almendras, flotando en una pequeña cantidad de leche tibia. Y de esos se comió 14”.

“Entre la cantidad de comida, que probablemente debería haber alcanzado como para cuatro o cinco personas, más el postre, el alcohol y la bebida, murió envenenado por su propia comida”, contó. 

El expresidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en tanto, era consumidor, junto a su esposa Jacqueline, de metaanfetaminas. Cristóbal García-Huidobro recordó que “no [la consumía] como una droga, porque era recetado por sus médicos, para sostenerse y poder ir a todas las fiestas a las que los invitaban. Este es el caso más drástico: es gente que se droga, pensando que es inocuo para su ser, porque su médico se lo recetó. Esto les costó durísimo, porque llegaba un momento en que se acababa el efecto [de la droga]”.

Un episodio más reciente es el del renunciado primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson. “Es un caso distinto. Si bien él era bueno para el carrete, terminó cayendo por hacer un carrete cuando no era el momento propicio, porque todo el mundo, incluso hasta la Reina Isabel, estaba enclaustrada y llamando a la gente a quedarse en su casa. Y Johnson no halló nada mejor que hacer un par de fiestas incluso el mismo día en que fallece el príncipe Felipe y había luto nacional”.

Escucha la entrevista completa al historiador y académico Cristóbal García-Huidobro en Una Mañana Perfecta.