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Michelle Bachelet queda en medio de una disputa entre EE UU y Corea del Norte

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POR Eduardo Olivares |

La exmandataria chilena será la relatora principal sobre la situación de derechos humanos en Corea del Norte ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La diplomacia norteamericana ha solicitado agendar una reunión del Comité de Seguridad de Naciones Unidas (UNSC) para el 10 de diciembre. Y con Michelle Bachelet como invitada principal. ¿Por qué la exmandataria chilena debería estar vinculada con el Consejo de Seguridad? La respuesta pasa por Corea del Norte.

De acuerdo con lo reportado por Associated Press (AP), el gobierno de Estados Unidos propone una sesión del consejo para que se trate de manera especial, por quinto año consecutivo, la situación de los derechos humanos en Corea del Norte. Pese a la oposición de China, que por lo demás preside durante 2018 esta instancia, Estados Unidos ha conseguido cada año el apoyo del mínimo de nueve países para discutir esta materia en el seno del Consejo de Seguridad. Pyongyang se opone, puesto que a su juicio ese debate debe darse en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, Suiza.

La carta norcoreana

El representante norcoreano ante Naciones Unidas, Kim Song, envió una carta a todos los miembros de la mesa (menos a Estados Unidos) y al secretario general, António Guterres, en que plantea que Estados Unidos y otros países que no nombra “están tratando de usar todos los malvados y siniestros métodos posibles” para que la cita se realiza el 10 de diciembre, según reporta AP. El objetivo es que Michelle Bachelet, en su puesto como alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, relate las conclusiones de los informes sobre Corea del Norte en esta área. 

El reporte más reciente sobre la materia quedó estampado en una resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. El texto, publicado el 2 de noviembre, insta a Pyongyang a que “ponga fin de inmediato a las violaciones sistemáticas, generalizadas y graves de los derechos humanos”. Por ejemplo, demanda que el régimen liderado por Kim Jong-Un “cierre de inmediato los campos de presos políticos y deje en libertad a todos los presos políticos, sin condiciones y sin demora”, o que garantice “a todas las personas gocen del derecho a la libertad de circulación, y sean libres para salir del país”. 

En una solicitud directamente relacionada con Michelle Bachelet, pide al gobierno norcoreano que “colabore con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y su Oficina en las actividades de cooperación técnica en la esfera de los derechos humanos que la Oficina del Alto Comisionado viene realizando en los últimos años, a fin de mejorar la situación de los derechos humanos en el país”.

La resolución de ese consejo es relevante para Estados Unidos, pese a que Washington resolvió retirarse de esa instancia en junio pasado.

La tensión Estados Unidos-Corea del Norte

La decisión de Estados Unidos de someter nuevamente a Corea del Norte al escrutinio por sus violaciones a los derechos humanos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas confirma el enfriamiento de las relaciones entre ambos países. Esa tensión ocurre después del encuentro entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el Líder Supremo de Corea del Norte, Kim Jong-Un, en junio en Singapur. 

El optimismo que enarboló el mandatario estadounidense en esa fecha, que sin embargo fue recibido con cautela por especialistas, ha sucumbido a un choque de realidad en los meses siguientes. Pyongyang ha anunciado el desmantelamiento de algunas bases de pruebas nucleares, entre otros supuestos avances, pero Washington demanda una desnuclearización completa y verificable antes de levantar las sanciones económicas que pesan sobre el país asiático.

No hay información de reuniones de alto nivel en marcha o con una fecha programada entre representantes de ambos gobiernos.

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