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¡Es la economía, estúpido!

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POR Andres Sepúlveda |

Para encontrar una situación de pesimismo económico personal similar a la que estamos viviendo hay que remontarse al estallido social o al comienzo de la pandemia

A mi juicio, la lámina más importante de la encuesta Cadem que se ha publicado esta semana es la que dice relación con la ‘Evaluación económica personal y familiar’, donde se pregunta: ¿Cómo calificaría usted la situación económica actual de usted y su familia? Un 42% de los encuestados dice que la situación es mala o muy mala y un 41% que es buena o muy buena. Las dos líneas se acaban de cruzar después de que desde hace 10 semanas la curva de los optimistas empezara a desplomarse y la de los pesimistas empezara a aumentar de manera consistente.

Hay que advertir que esta pregunta sobre la situación personal y familiar es un indicador más fino que el de las expectativas generales, porque habitualmente las respuestas referidas al ámbito personal son menos extremas y más matizadas que las relacionadas con la marcha del país. Esto se cumple en este caso, porque ahora mismo, los que se declaran pesimistas con el futuro del país son un 49% (ocho puntos más que frente a la situación personal) mientras que sólo el 29% (doce puntos menos que a nivel personal) dice ser optimista. Pero precisamente porque es un indicador más fino el resultado es también más inquietante.

Para encontrar una situación de pesimismo económico personal similar a la que estamos viviendo hay que remontarse a los meses del estallido social de 2019 y al comienzo de la pandemia en marzo de 2020, las dos situaciones de mayor estrés social vividas en Chile en los últimos años. En La Moneda deberían tomar nota de esta situación porque lo que se está configurando es una tormenta perfecta para las semanas venideras, donde más le vale al presidente Boric y su tripulación atarse a los mástiles para no ser seducidos por los cantos de sirenas o barridos por las olas del temporal.

Y no parece haber una salida fácil para esta situación, porque Chile no para de abrir carpetas de nuevos asuntos que añaden incertidumbre a la situación y lastran, por ejemplo, los planes de inversión, sin cerrar los expedientes anteriores. El gobierno ha presentado su proyecto de reforma de las pensiones y vuelve a insistir con cuestiones que han sido rechazadas una y otra vez por la ciudadanía, como la apropiación por parte del Estado de la cotización empresarial equivalente al 6% del sueldo de cada asalariado o la posibilidad de poder legar estos fondos a sus familiares. No contando con una mayoría consistente en las cámaras, no parece fácil que el gobierno pueda sacar adelante su proyecto tal como está.

Boric tendrá que demostrar mucho talento para gobernar con una tasa de aprobación tan baja y un malestar creciente.