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Ratzinger, el Papa que inventó la jubilación papal

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POR Andres Sepúlveda |

La extraordinaria decisión de poner fin a su papado situó a Benedicto XVI muy lejos del simple siervo que decía ser y, desafiando la tradición, impuso en la práctica la noción del papa emérito.

Es poco lo que se puede añadir a todo lo que se ha dichosobre la figura de Joseph Aloisius Ratzinger. Se ha elogiado su papel como teólogo, su sólido prestigio como el mayor erudito del pensamiento cristiano moderno, su victoria doctrinal sobre la Teología de la Liberación, su valor a la hora de afrontar el problema de los abusos sexuales de los curas y la fortaleza con que expuso el liderazgo hipócrita de Marcial Maciel y la poderosa Legión de Cristo que lo protegía.

Sin embargo, hay una cuestión en la que Ratzinger fue extraordinariamente singular: su retirada del papado.El prelado ocupó el sillón de Pedro en Roma con el nombre de Benedicto XVI desde el 19 de abril de 2005 hasta su renuncia el 28 de febrero de 2013.He llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio del ministerio petrino. Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma y sucesor de Pedro”, anunció el 11 de febrero.

El anuncio fue sorprendente porque era la primera renuncia por voluntad propia de un Papa desde 1294, cuando Celestino V abandonó para hacerse ermitaño. En el momento de anunciar su decisión, Benedicto XVI tenía 85 años. Que duda cabe de que el final del papado de Juan Pablo II, que transmitía una imagen agónica y de gran debilidad, fue una de las experiencias que marcó la decisión de Ratzinger. El 13 de marzo sería elegido su sucesor, el cardenal Bergoglio, el actual Papa Francisco.

La renuncia del Papa provocó una gran polémica. Uno de los argumentos críticos de Ratzinger era que el hombre moderno se había erigido en la medida de todas las cosas. Esa era la justificación del aborto o la eutanasia. De alguna manera, con su dimisión, Benedicto se convertía en la regla del papado. Cuestionaba la dimensión sacramental del mismo y lo asimilaba con un mero cargo político.

La controversia teológica se agudizó en 2016 cuando el secretario de Benedicto, el arzobispo Georg Gänswein, dijo en una conferencia que éste “no había abandonado en absoluto su ministerio” papal, sino que lo había “ampliado” en los hechos con un “ministerio cuasi compartido” que consistía en “un miembro activo y un miembro contemplativo”. En 2019, Gänswein trató de liquidar la polémica: “Solo hay un papa, un papa legítimamente elegido y titular del papado, y ese es Francisco. Amén”.

Uno de sus críticos más duros fue el cardenal Walter Brandmüller, presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, quien cuestionaba la figura del papa emérito creada discrecionalmente por Benedicto. “Incluso Celestino V consultó a los cardenales antes de renunciar”, recordaba Brandmüller quien le reprochaba a Benedicto que siguiera difundiendo sus ideas y no se mantuviera retirado y en silencio.

Lo cierto es que durante el periodo de coexistencia del papa jubilado y de Francisco, Ratzinger actuó con una extraordinaria discreción. Siguió activo y difundiendo su trabajo intelectual desde el convento Mater Eclesiae donde recibía frecuentes visitas, aunque esto provocó que algunos se aprovecharan para intentar crear la idea de que Benedicto encabezaba una iglesia disidente.

El caso más llamativo fue el del cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, que promocionó en 2020 un libro “escrito a cuatro manos” con Ratzinger que causó una gran polémica sobre el celibato sacerdotal. Finalmente se impuso la idea de que Sarah habría abusado de la confianza de Benedicto “para atacar al Papa Francisco”. Benedicto exigió que se quitara su nombre de la portada, diciendo que él era un colaborador, no un coautor.

Lo cierto es que Ratzinger, pese a las polémicas, pasará a la historia como el inventor de la jubilación papal. Pese a la polémica, su conducta personal ha creado en la práctica un modelo viable para la existencia de papas eméritos. Personas que han visitado a Francisco en Roma recientemente sugieren que éste podría seguir el ejemplo de Benedicto en 2024.

¿Podría haber seguido Benedicto como Papa más allá de 2013? Es probable, pero también es cierto que tomó la decisión de retirarse cuando estaba en pleno uso de sus facultades porque bien podría haber ocurrido que más tarde quedara incapacitado para entender la dinámica en la que se hallaba. Lo cierto es que este episodio lo hace aparecer a los ojos de los laicos más como un dios omnisciente que un devoto siervo. Y Benedicto era consciente de que mientras más tiempo coexistieran los dos papas, más cuestionada era su decisión. Que el asunto le inquietaba quedó claro el 18 de junio de 2022 durante la celebración del 95º cumpleaños de Benedicto en su fundación de Munich. Entonces, su secretario Gänswein rompió en lágrimas cuando leyó un párrafo del saludo enviado por el Papa: “Nunca pensé que el tramo final entre la puerta del monasterio Mater Eclesiae y la Puerta de San Pedro del Cielo fuese tan larga.