Actualidad

Superando la conmoción cerebral

Imagen principal
POR Andres Sepúlveda |

La expresión “pegarse en la cabeza” ha sido popularizada por dos ministras de la profesión médica que han tenido que abandonar el Ejecutivo de Gabriel Boric.

Una de las expresiones que está marcando el primer año del Gobierno de Gabriel Boric son las distintas variantes de “pegarse en la cabeza”. Curiosamente, las dos ministras que la han utilizado son médicas y las dos ya no están en el Gobierno. Primero lo hizo Izkia Siches, entonces ministra del Interior, quien le dijo a los diputados de oposición que “parece que algunos se pegaron en la cabeza” para reprocharles que no recordaran lo que sucedía en la Macrozona sur cuando gobernaba Sebastián Piñera.

La segunda en utilizarla ha sido la exministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega, quien explicó las razones de su dimisión en La Tercera: “Yo soy una mujer que lleva muchos años en esto (política), la gente me conoce y, por lo tanto, un episodio de este tipo es difícil sostener que en realidad en ese momento me pegué en la cabeza. No me pegué en la cabeza: no había ninguna razón -en ese momento- para no hablar con Llaitul”.

Se desprende del contexto que las doctoras le atribuyen resultados distintos al hecho de pegarse en la cabeza, ambos compatibles con los síntomas de la conmoción cerebral. En el caso de Siches, el golpe produce amnesia u olvido. Una amnesia interesada, según las palabras de la exministra. En el caso de Vega, pegarse en la cabeza estaría detrás de un actuar errático que no se puede justificar de otro modo más que habiéndose pegado en la cabeza. En las conmociones leves, ambos problemas desaparecen en pocos días.

Hemos visto ejemplos de estos dos fenómenos en la acción del Gobierno. En nuestras relaciones internacionales, por ejemplo, se ha impuesto una conducta errática. La ministra y la subsecretaria piden disculpas a Israel por una actuación de su jefe, el presidente. Es como si los brazos pidieran perdón por moverse autónomamente, sin órdenes del cerebro.

Cuando el Gobierno renueva los estados de excepción en la Macrozona Sur se enfrenta amnésicamente a su pasado, cuando se mostró contrario a estas decisiones.

Hay señales, sin embargo, de que el Gobierno está colocando los medios para superar la conmoción cerebral. La llegada de Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte han supuesto inicialmente un cambio de estilo. Estas dos figuras del socialismo democrático le permitirán resolver la disonancia que surgía automáticamente cuando se veía a un ministro que se opuso radicalmente al estado de excepción en el pasado verlo recurriendo a él.

Otro signo de que se están rectificando errores es el anuncio de que la novia del presidente, Irina Karamanos, renunciará a las funciones de Primera Dama, cargo que, incomprensiblemente, asumió pese a que en la campaña electoral habían anunciado que lo eliminarían.  

El auténtico golpe en la cabeza del Gobierno se lo dieron los votantes el 4 de septiembre pasado. Es posible que el Presidente haya entendido las distintas dimensiones del mensaje, pero insiste en representar el papel de un Galileo incomprendido para que los suyos entiendan lo que su empeño ideológico no les deja ver. “No puedes ir más rápido que tu gente… tenemos que ir un poco más lento… necesitamos resolver nuestras diferencias con más democracia, no con menos”, dijo Boric en CNN Internacional.

La realidad económica está llamando a la puerta. El dólar amenaza con volver a los mil pesos, la calificación crediticia de Chile ha sido rebajada por Moody’s y la incertidumbre se consolida en la misma medida que se alargan los procesos de ratificación del TPP-11 y del Tratado con la Unión Europea. Quizá los próximos que utilicen la expresión “pegarse en la cabeza” ya no sean las doctoras en Medicina, sino los economistas.